Lo que ocurre en el aeropuerto de la Ciudad de México se pone más interesante, porque los muy bien enterados aseguran que el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú no tiene idea de este intento de correr al actual director, pero eso le puede resultar costoso, pues basta ver las trayectorias: Miguel Peláez Lira ha sido antes director del Seneam, del Aeropuerto y de Aeronáutica Civil; en cambio, Jesús Rossano trabajó en Mexicana de Aviación como instructor y en ventas, y ya.
Oséase, alguien tendrá que dar explicaciones, si se consuma el relevo, porque Peláez Lira ha ido ganándose la confianza del secretario de Hacienda, Arturo Herrera, y del propio presidente Andrés Manuel López Obrador, quienes creyeron en su proyecto de rescate del Aeropuerto de la CDMX y le dieron tres mil millones de pesos para reparaciones de dos pistas, tuberías y rodamientos, y la construcción del “Dedo L”; ahora que están las bases para construir la Terminal Tres, extrañamente el subsecretario Carlos Morán Moguel quiere colocar a su amigo Rossano que no sabe del tema.