A más de tres días del asesinato de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas en el templo de Cerocaui, en el municipio de Urique, en Chichuahua, los cuerpos fueron encontrados; pero fue hasta este jueves que fueron identificados por autoridades eclesiásticas.
A pesar del agradecimiento de Jesuitas México a las autoridades, lamentaron que la atención a todas las víctimas de desapariciones no sea accesible en igual proporción.
Los jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar tenían un perfil pastoral, no de defensores de derechos humanos, nunca habían recibido amenazas y eran respetados por las bandas criminales, por lo que su asesinato sorprendió no sólo a la población en general, sino a la comunidad religiosa en general.
Somos conscientes de que, en un país con más de 100 mil personas desaparecidas, el hallazgo de nuestros hermanos a 72 horas de desaparición tras una búsqueda coordinada por los tres niveles de gobierno refleja una atención intensa; al mismo tiempo, no podemos dejar de señalar que esta acción es poco accesible a la inmensa mayoría de familias cuyos casos no concitan atención pública”, cuestionaron.
Luego de que las autoridades de Chihuahua informaran sobre el hallazgo de los cuerpos, los cuales habían sido retirados del lugar del homicidio por el agresor, el Padre Provincial Luis Gerardo Moro y un representante del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, acudieron a identificar a las víctimas.
Luego de informar que, efectivamente, los cuerpos corresponden a los sacerdotes jesuitas, el P. Provincial recorre la Sierra Tarahumara, donde refranda su compromiso con la comunidad, así lo dio a conoces la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús.
En un comunicado, los jesuitas también confirmaron que la familia del guía turístico reconoció el cuerpo de Fernando Palma, por lo que extendieron “el más sentido pésame a sus seres queridos y reiteramos que su caso no debe ser soslayado”. MAAZ
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