Transfobia y apatía impiden tipificar el transfeminicidio

28 de Enero de 2025

Transfobia y apatía impiden tipificar el transfeminicidio

transfeminicidio

Aunque la SCJN ya resolvió que los asesinatos de mujeres trans deben investigarse bajo el protocolo de feminicidio, los congresos locales se niegan a legislar en la materia

Kenia, Samantha, Vanessa, Debanny y Alondra son mujeres trans asesinadas en México en lo que va de 2024, pero no son las únicas. Organizaciones civiles estiman al menos 29 transfeminicidios cometidos en todo el país en los primeros seis meses del año.

La estadística parece ser mucho menor si se compara con los 331 feminicidios y los 10 mil 603 homicidios dolosos registrados de enero a mayo de 2024, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Quizás por eso la clase política, en especial los congresos locales, no tienen urgencia en atender el tema y en tipificar los transfeminicidios, advierten expertas en este tema.

›“Pareciera que para ellos no resulta un asunto de gravedad. Sólo en la Ciudad de México han sucedido ocho transfeminicidios en lo que va del año, y he escuchado muchos comentarios acerca de que ‘son bien poquitos’, en comparación con los millones de personas ciudadanas. Esa perspectiva hace parecer que no es una problemática real”, dice a La-Lista Victoria Sámano, activista trans y fundadora de la organización civil Lleca, Escuchando la Calle.

Sámano reconoce que, efectivamente, las personas trans no representan un número enorme, pero alerta que por eso “la cifra de transfeminicidios es tan escandalosa”. Y resalta: “Existimos y nuestras vidas importan”.

Asimismo, refiere que la tasa de homicidios de mujeres trans (15 por cada 100 mil habitantes) es mayor que la de mujeres cisgénero (seis por cada 100 mil habitantes).

Para Romina Rosales, activista trans en Puebla, “la tipificación de los transfeminicidios significaría un avance importante, en primer lugar, para reconocernos, porque algo que no se nombra no existe”, y aclara que sería el primer paso para “hacer un catálogo con pasos a seguir para la investigación”.

El pasado 28 de febrero, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió que los asesinatos de mujeres trans deben ser reconocidos e investigados como feminicidios, toda vez que las leyes para prevenir, erradicar y sancionar los feminicidios no especifican que dicho delito es propio de mujeres cisgénero (cuando la identidad de género y el sexo asignado al nacer son coincidentes). Además, reconoció que los asesinatos de mujeres trans son producto de la violencia estructural y sistemática por razones de libertad de género. La Corte determinó que los transfeminicidios son feminicidios y deben investigarse como tales.

El fallo de la SCJN se dio a favor de la Comisión de Derechos Humanos de Michoacán, que presentó una acción de inconstitucionalidad en la que acusó a autoridades locales de clasificar los asesinatos de mujeres trans como homicidios. Sin embargo, pese a la resolución, la tipificación sigue pendiente en el estado.

Aunque el fallo de la Suprema Corte representa un precedente para que los congresos locales legislen en la materia, hasta el momento sólo Nayarit ha aprobado la tipificación del delito de transfeminicidio bajo el nombre de Ley Paola Buenrostro.

Mientras que en la Ciudad de México –donde en 2016 fue asesinada la mujer trans, Paola Buenrostro– la tipificación es una promesa que no se cumple desde 2021, cuando la iniciativa llegó por primera vez al Congreso local. Desde entonces, la discusión de esta legislación se ha pospuesto en dos ocasiones, aunque existe el compromiso de aprobarla el próximo 18 de julio.

Ainara Villanueva, activista trans e integrante de la organización civil Musas de Metal, Grupo de Mujeres Gay, considera que el panorama en la Ciudad de México parece más alentador que en el resto del país, pero señala que, en general, el principal obstáculo es la transfobia que se expresa desde los grupos de poder. “No considero que seamos un grupo minoritario, más bien creo que las personas que somos visibles somos muy pocas, pero pienso que somos muchas más de las que se cree o de las que se tiene registro.

En los congresos permea la transfobia y la desinformación, pero eso no puede ser un motivo para que se tarden en legislar”, expresa Ainara. El camino para la tipificación no es sencillo, y para muestra de ello está el propio feminicidio.

En 1993 comenzó a hablarse de este delito a partir de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, pero fue hasta 2012 que se incluyó en el Código Penal Federal. Y aún con la existencia de un tipo penal, muchos feminicidios siguen sin reconocerse y se catalogan como homicidios.

Actualmente, en el país no existen estadísticas oficiales sobre la incidencia y las características de los transfeminicidios, lo que representa uno de los mayores obstáculos para su reconocimiento y tipificación, y para la implementación de políticas públicas.

Sin embargo, las activistas coinciden en que la tipificación sería un primer paso, y alertan que mientras el delito de transfeminicidio no sea reconocido por las autoridades, México corre el riesgo de seguir ostentando el segundo lugar mundial en crímenes de odio, sólo por debajo de Brasil.