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Como una auténtica tragedia se puede calificar la situación del presidente Enrique Peña Nieto al final de su sexenio, así lo señala una encuesta telefónica realizada por ejecentral e Indicadores SC.
La encuesta nacional apunta que sólo 12.5% de los mexicanos aprueban su desempeño como jefe del Ejecutivo federal, 19.7% se manifiesta indiferente y 67.8% lo desaprueba, por lo que siete de cada 10 mexicanos rechazan su gestión, la peor situación de un fin de sexenio respecto a los últimos cuatro gobiernos federales.
Además, en términos de confianza del ciudadano, su situación es aún más negativa, pues sólo 16.1% confía mucho o algo en el presidente saliente, mientras que 83.9% nada o poco.
›La misma suerte corre el Partido Revolucionario Institucional (PRI), pues el estudio realizado entre 500 electores confirma que más de la mitad de los entrevistados sufragaron en la pasada elección presidencial a favor de López Obrador, es decir 52.6 por ciento.
Y por otro lado, un efecto de arrastre (bandwagon) donde los electores se suman al ganador y abandonan a los candidatos perdedores, un 14.2% manifestó que votó por Ricardo Anaya (PAN-PRD-MC) y 11.2% por José Antonio Meade (PRI-PVEM-Panal), porcentajes significativamente menores al que lograron en la elección del pasado 1 de julio, lo cual se interpreta como una caída en la reputación de estos institutos políticos.
Otro dato revelador es que 43.6% de los votantes de López Obrador lo hicieron por vez primera por él, entre ellos destacan los simpatizantes priistas, panistas y perredistas. Al menos 39.7% de quienes votaron por primera vez por Morena ya lo habían hecho anteriormente por el PRI, representando 17.2% de los votos de López Obrador. Un 20.2% por el Partido Acción Nacional (PAN), 8.7% del voto del ganador, y 15.2% por el de la Revolución Democrática (PRD), que representa 6.6% del voto. De estas cifras, 32% de los votos que logró López Obrador provenían de votantes del PAN, PRI y PRD, y por ello la migración de votantes de otros partidos fue una condición necesaria para su triunfo el 1 de julio pasado, que sólo con el apoyo de los seguidores de la coalición de Morena-Partido del Trabajo (PT)-Encuentro Social (PES) hubiera sido imposible.
Las razones por las cuales los mexicanos se inclinaron a favor de la opción que representó Andrés Manuel son diversas: por un lado, la opción de cambio que representó López Obrador entre quienes eran votantes de otras opciones partidistas y que sufragaron por Morena representó 28.1% de las motivaciones que manifestaron en la encuesta y, en segundo lugar, la percepción de cercanía con la gente con 18.7% y, en tercer lugar, el carisma del candidato con 14.1 por ciento.
La caída de Peña Nieto también se puede atribuir a los desaciertos del mandatario, especialmente el gasolinazo, que fue mencionado como el principal error de su gobierno por 40% de los entrevistados, destacando los que votaron por primera vez por López Obrador con un 42.2%. En segundo lugar, el clima de inseguridad que hay en el país con 20% de las respuestas, destacando 23.3% los morenistas primerizos, entre otras respuestas.
La votación de más de 52% que logró López Obrador en la pasada elección, aunado a 62.7% de participación electoral, también señala un rechazo en general al estado de cosas en el país, y por la eficacia percibida en las instituciones, se puede establecer que es un voto de aversión general a las distintas partes que conforman el sistema, una animadversión que se acumuló en los últimos tres gobiernos federales.
En cuanto a la calificación del desempeño de 44 instituciones, con excepción del presidente electo López Obrador, las cinco mejor calificadas son privadas. En primer lugar destacan las universidades privadas con una calificación de 7.2; seguido de los hospitales privados con 6.9; en tercer sitio, el presidente electo y los empresarios con 6.8 respectivamente y; en quinto lugar, los maestros de escuelas privadas con 6.7 puntos.
›Las instituciones con la calificación más baja están asociadas, por una parte, al sistema de impartición de justicia y, por otra, a los organismos que en el imaginario colectivo de los mexicanos consideran como representantes de las élites de este país.
La policía estatal y la Procuraduría General de la Republica (PGR) fueron calificadas con 2.6 y 2.5 respectivamente, y se ubicaron en el ranking más bajo de 44 instituciones evaluadas. Esta valoración negativa también afectó a otros organismos de impartición de justicia y orden. Por ejemplo, la policía federal y de tránsito recibieron un puntaje promedio de 2.7, respectivamente, mientras que la policía municipal 2.9, todas calificaciones reprobatorias y con diferencias que no son estadísticamente significativas cuando se les compara entre sí.
Ante este clima de evaluación negativa de las instituciones de impartición de justicia y orden, la calificación del Ejército corresponde a 5.5, especialmente la Marina que obtuvo un puntaje de 6.1; que explican las razones que llevaron a López Obrador a considerar a la Marina y Ejército como instituciones importantes en su plan de seguridad nacional, posición opuesta a la que sostuvo cuando era candidato presidencial.
Por otro lado, en un grupo que integraron medios de comunicación y el presidente señalaron un rechazo ciudadano en su desempeño; por ejemplo los partidos políticos con 2.7, Noticieros de Televisa con 2.6 y el presidente Enrique Peña Nieto con 2.2, calificaciones cuyo rasgo común desde la óptica del ciudadano ha sido el de la defensa del statu quo en el país. Estos datos permiten establecer que el cambio que significó el resultado electoral que llevaron a López Obrador a la presidencia de la república es ante todo un rechazo a las élites que han detentado el poder en este país.