Huían de la pobreza y la violencia, pero en busca de una mejor vida, encontraron su tumba en el mar. Se trata de los migrantes que naufragaron en la península del Peloponeso, en el sur de Grecia, de los cuales 104 pudieron ser rescatados.
Según medios internacionales, la mayoría de los migrantes son de origen afgano y pakistaní, aunque también podrían encontrarse algunos egipcios y sirios.
“El barco pesquero tenía entre 25 y 30 metros de eslora. Su cubierta estaba llena de gente y damos por hecho que dentro estaba lleno”, señaló a AFP una fuente del Ministerio griego de Migraciones, quien también admitió que el número de víctimas podría superar las 700 personas.
“No sabemos qué había en la bodega... pero sabemos que varios pasadores cerraron a la gente con llave para mantener el control”, dijo por su parte Ilias Siakantaris, portavoz del gobierno griego.
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La tragedia se agudizó con el testimonio de algunos de los migrantes rescatados, quienes aún internados en hospitales, aseguraron haber visto cerca de un centenar de niños en la bodega del barco. Al cierre de esta edición, de ellos no se sabe nada.
Y aunque el rescate de personas y cuerpos continuará por las siguientes horas, la labor se ha complicado por los fuertes vientos en la zona, que impiden que otras embarcaciones se puedan acercar. En el operativo de rescate participan, además de las patrullas de la guardia costera, una fragata de la marina griega, y un avión y un helicóptero de la fuerza aérea, así como seis barcos que estaban en la zona.
Sin embargo, el clima no es el único responsable, y ya se baraja la posibilidad de responsabilizar a contrabandistas de personas, quienes según las autoridades, toman rutas cada vez más arriesgadas.
Pero el desastre no solo ha generado reacciones en las fuerzas de seguridad y rescate. La presidenta griega, Katerina Sakellaropoulou, visitó el puerto de Kalamata, de donde parte la ayuda, y se entrevistó con responsables sobre las tareas de rescate y el alojamiento que se proveerá a los supervivientes.
La oficina del primer ministro interino, Ioannis Sarmas, declaró tres días de luto oficial en Grecia, y añadió que los pensamientos de la nación están “con todas las víctimas de los despiadados pasadores que se aprovechan de las desgracias humanas”, mientras que Ursula von der Leyen, jefa de la Comisión Europea, se declaró “profundamente entristecida” por la noticia y “muy preocupada por el número de personas desaparecidas”.
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