Trabajo bajo riesgo

23 de Enero de 2025

Trabajo bajo riesgo

Promo_510_Violencia contra trabajadoras sexuales- situación en México

Violaciones a sus derechos y estigmatización de la sociedad son las principales formas de violencia que viven las trabajadoras sexuales

Quienes se dedican a lo que se denomina “el oficio más antiguo del mundo” se enfrentan a varios peligros, y uno de ellos es la indiferencia y desdén de la sociedad, lo que agrava su situación en caso de sufrir violencia. Y aunque la Ciudad de México es la entidad con menos restricciones para el trabajo sexual en el país, las mujeres que se dedican a esta labor aún enfrentan prejuicios y obstáculos.

En el marco del Día Internacional para poner fin a la violencia contra las trabajadoras sexuales, Anahí, integrante y encargada de comunicación de la Alianza Mexicana de Trabajadoras Sexuales (AMETS), explicó en entrevista para ejecentral que la ley mexicana no establece una diferencia entre trabajo sexual y trata, por lo que cualquier persona que use estos servicios puede ser acusada. Aunado a esto, la violencia que sufren por parte de quienes contratan sus servicios toma varias formas, que van desde el acoso hasta la violación.

Según datos de Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe, a la que está afiliada la AMETS, en esta región, los principales motivos por el que las mujeres no denuncian la violencia al ejercer el trabajo sexual son: la desconfianza hacia el sistema de justicia, saber que la mayoría de las denuncias acaban en impunidad, y en ocasiones, sufrir la violencia por parte de las mismas autoridades, que vulneran sus derechos y las dejan sin instancias a las que recurrir para obtener justicia.

La variedad de servicios que ofrece el trabajo sexual también repercute en las formas de violencia que se viven, siendo la calle el lugar donde se cometen más actos violentos, seguido de la propia residencia, los lugares privados a cargo de un tercero y los servicios de salud. Este último puesto es de destacar, ya que la discriminación y estigmatización de las trabajadoras en estos lugares las pone en un riesgo mayor de enfermedades prevenibles.

Y aunque pudiera parecer que las agresiones físicas son la principal forma de violencia que enfrentan quienes se dedican a esta labor, lo cierto es que la violación de derechos ocupa el primer puesto, y son las fuerzas de seguridad los que ocupan el primer lugar de quienes la ejercen, vulnerando el derecho a la vida, a la integridad personal, a la libertad y a la igualdad ante la ley, entre otros.

Es por estos motivos, detalló la encargada de comunicación de la AMETS, que parte de sus exigencias como organización es la legalización del trabajo sexual desde una perspectiva de derechos, que garantice su integridad para ejercer la prostitución de forma segura.