México es uno de los países que menos pruebas hace para detectar el nuevo coronavirus a nivel mundial, esto producto de la estrategia federal que planteó, desde el inicio de la pandemia, que sólo se realizarían en la totalidad de personas con síntomas graves, y en 10% de los pacientes leves. Sin embargo, aún con estás restricciones, la capacidad de los laboratorios estatales de salud pública se vio superada.
El retraso en la entrega de resultados de las pruebas de PCR para detectar al nuevo coronavirus comenzó en enero, esto según la base de datos abiertos de la Dirección General de Epidemiología, y que marca el 21 de enero como la fecha de inicio de síntomas del primer paciente sospechoso que continúa con este estatus hasta el 19 de agosto.
El director de Promoción de la Salud, Ricardo Cortés Alcalá, asegura que los registros previos al 28 de febrero son errores en la base de datos, pero a pesar de que han sido señalados desde abril, continúan apareciendo en las versiones más recientes, lo que altera la exactitud de los mismos y contribuye a las confusiones respecto al posible inicio de la pandemia en México.
Pero incluso si se descartan estos posibles errores, el retraso en los resultados a las pruebas comienzan desde el 1 de marzo, dos días después de la confirmación del primer caso de Covid-19 en México, y cuando los laboratorios aún tenían capacidad para procesar estas muestras de forma inmediata.
›El rezago fue en aumento hasta alcanzar su pico en julio, mes en que se realizó la prueba de detección del nuevo coronavirus a 23 mil 399 pacientes, de los cuales 598 fallecieron sin un resultado, mientras que el resto espera hasta el día de hoy una confirmación que jamás llegará.
Para Cortés Alcalá, los sospechosos que están registrados desde abril prácticamente se quedarán con ese estatus, por lo que para ajustar las cifras de la pandemia se deberá aplicar el índice de positividad de esa semana al número de registros pendientes, es decir una estimación basada en el número de pacientes con resultado confirmatorio durante esos siete días.
De hecho, para el director de Promoción de la Salud, es mejor asumir que estos casos eran positivos ya que no representan una carga muy alta, e incluso si se aplica el ajuste, la tendencia de la enfermedad en esas semanas no debería variar considerablemente. Si se revisa la base de datos de la DGE con este ajuste, en efecto, los cambios son menores, y no desplazan los picos observados hasta el momento, aunque si los aumentarían.
La cifra de casos sospechosos que no tendrán resultado continua en aumento con cada día que pasa, por ejemplo, durante agosto se han registrado 37 mil 756 pacientes pendientes de resultados, pero el 25.7%, es decir una cuarta parte, ya excede el tiempo limite para procesar la muestra.