La atomización de la delincuencia organizada ha hecho crisis durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, con un récord de 205 grupos criminales activos, 45 % más de los que había en 2018.
Un análisis del semanario británico The Economist, publicado este jueves, advierte que las políticas de seguridad de López Obrador han dado espacio a las bandas delincuenciales para expandirse.
“Su enfoque de la seguridad conocida como ‘abrazos, no balazos’, es una política que busca abordar las causas sociales, pero hace poco para confrontar a los grupos existentes”, señala la publicación.
De acuerdo con el centro de estudios International Crisis Group, con sede en Bruselas, actualmente existen 205 grupos armados activos en México, mientras que en 2018, último año de la gestión de Enrique Peña Nieto, había 140.
En 2012, último año de la administración de Felipe Calderón, International Crisis Group contabilizaba 95, lo que confirma que la captura de altos mandos de los cárteles del narcotráfico desató la multiplicación de grupos criminales, que si bien son más pequeños son más difíciles de combatir.
“Un resultado de esta expansión de grupos armados es un aumento de la violencia”, refiere el texto denominado “Los grupos armados en México se están convirtiendo en conglomerados criminales”, que cita a las extorsiones y a las desapariciones como flagelos que van al alza.
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“A diferencia del pasado, cuando los grupos armados sólo participaban en la economía ilegal, hoy todos los ciudadanos y empresas de la economía formal están expuestos a ser controlados por ellos”, dice Vanda Felbab-Brown, investigadora del Brookings Institution, citada por The Economist.
López Obrador sólo ha empeorado las cosas, subraya el texto, al citar la decisión de suspender la cooperación con la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) después de la captura de Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional, en Estados Unidos.
“El Presidente ha desplegado la Guardia Nacional, una fuerza policial federal que creó en 2019, para reafirmar la presencia del Estado. Pero en muchos lugares les ha ordenado permanecer en los cuarteles. Su mandato ha estado marcado por una pasividad general hacia la seguridad y la corrupción”, diagnostica la publicación.
Según los cálculos de Crisis Group, al menos 543 grupos armados han operado en México entre mediados de 2009 y fines de 2020, la gran mayoría de naturaleza delictiva, con algunos grupos parapoliciales y una pequeña cantidad de organizaciones con reivindicaciones políticas. Las agencias de inteligencia y de seguridad de Estados Unidos sólo reconocen a nueve grandes cárteles mexicanos, encabezados por el de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación.
En la medida que el número de bandas crece, también lo hacen los “negocios” en que incursionan. La publicación británica cita el tráfico de personas, el contrabando de recursos naturales y la ordeña de oleductos, como los más lucrativos para la delincuencia.
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