Una investigación del diario Dallas Morning News publicada esta semana puso al descubierto las contradicciones de la política antidrogas, tanto del gobierno de Estados Unidos como de las autoridades texanas.
Las armas que se trafican desde el norte de Texas y que terminan en manos de los cárteles mexicanos son, al mismo tiempo, utilizadas por las organizaciones criminales para la distribución de fentanilo, droga que ha llegado a matar hasta 100 mil estadounidenses al año a causa de sobredosis.
Según el reportaje, Texas es la principal fuente de armas usadas en actos criminales y posteriormente aseguradas en México entre 2017 y 2021, lo que representa 43 % de los aseguramientos realizados por autoridades de ambos países.
“El norte de Texas se ha convertido en un mercado próspero para los rifles de asalto de alta potencia y otras armas que los traficantes proporcionan a los cárteles de la droga mexicanos para mantener su control terrorista y distribuir drogas como el fentanilo”, refiere el texto firmado por Kevin Krause y Alfredo Corchado.
La falta de resultados de autoridades federales y texanas para contener el comercio ilegal de armas contrasta con el aparatoso despliegue de personal militar por parte de estados gobernados por republicanos para gestionar el flujo de migrantes en la frontera de Texas con México.
La investigación refiere que son alrededor de 200 mil las armas de origen estadounidense que llegan a México cada año. Los rifles semiautomáticos AR-15 y AK-47, así como los rifles de francotirador .50 son los más buscados por los cárteles.
Sobre el modus operandi de los traficantes de armas y de drogas, el Dallas Morning señala que los delincuentes usan “compradores falsos” o residentes locales sin antecedentes penales, quienes compran armas a comerciantes autorizados, ya sea en exhibiciones o a través de internet.
Esas compras son perfectamente legales, hasta que los compradores le den las armas a los grupos criminales.
SIGUE LEYENDO |