El apoyo a Ucrania comienza a fracturar las relaciones entre varios países. Mientras los aliados occidentales aumentan la presión a Alemania para que autorice la entrega de tanques Leopard 2, el gobierno de Polonia informó que se encuentra dispuesto a enviarlos si una “pequeña coalición” de países acepta hacer lo mismo, una petición que hasta el momento no ha hecho eco.
Alemania, por su parte, ha insistido en que aún no ha recibido una solicitud de permiso por parte de Polonia para el traslado de los tanques de fabricación alemana. “Pediremos ese acuerdo, aunque sea una cuestión secundaria”, dijo en respuesta este lunes Mateusz Morawiecki, primer ministro polaco. “Incluso si no obtenemos su acuerdo, daremos nuestros tanques a Ucrania, junto con otros países, en el marco de una pequeña coalición, incluso si Alemania no forma parte”, puntualizó.
El conflicto parte de que se necesita la autorización de Alemania —fabricante de los vehículos— para el traslado o uso por parte de Ucrania. La decisión final corresponde al canciller alemán, que hasta ahora ha declinado pronunciarse sobre las entregas indirectas.
“Si nos plantean el asunto, no nos opondremos”, dijo ante medios la ministra del partido de Los Verdes, Annalena Baerbock.
Ante el tira y afloja, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, redobló las amenazas para Ucrania si llega a recibir los tanques. “El pueblo ucraniano tendrá que pagar por esto”, fueron sus palabras, y extendió la advertencia a sus aliados. “Todos los países que directa o indirectamente participan con armas y en la elevación de su nivel tecnológico, son todos responsables de ello”, detalló.
El gobierno ruso también anunció que expulsará al embajador estonio, denunciando la “rusofobia total” de la república báltica, después de que Estonia expulsara este mes a 21 diplomáticos rusos y otros empleados de la embajada rusa en Tallin.
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