En el contexto de un próximo regreso de la especie humana, de los 38 millones de kilómetros cuadrados que posee la luna, tanto China como Estados Unidos están considerando la misma área para alunizar sus respectivas misiones espaciales.
Por parte de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), Estados Unidos considera 13 ubicaciones potenciales ubicadas en los seis grados de latitud del polo sur del satélite, mientras que el país asiático contempla 10 lugares en la misma latitud para su misión Chang’e-7.
De manera específica, ambas misiones consideran los cráteres Shackleton, Haworth y Nobile como sitios ideales para sus respectivas labores.
Sin embargo, esta coincidencia de lugares idóneos se debe a la dificultad para encontrar sitios elevados y con buena iluminación, que además se encuentren lo suficientemente cerca de cráteres que permitan una mejor captura de elementos volátiles como el hielo de agua.
Al respecto, Christopher Newman, profesor de derecho y política espacial en la Universidad de Northumbria en Reino Unido, dijo a SpaceNews que “ambas partes son firmantes del Tratado del Espacio Exterior, por lo que nominalmente aceptan el uso de cuerpos celestes con fines pacíficos, pero será interesante ver qué sucede. Mucho dependerá de quién llegue primero. Esto podría agregar un elemento no deseado de competencia que amenaza la seguridad tanto en el espacio como en la Tierra”, lo que deja abierta una posibilidad de que los conflictos entre ambas naciones escalen al ámbito espacial.
Hasta el momento se desconoce la forma en que ambas potencias coordinarán sus planes espaciales, ya que por el lado de la NASA se enfrentan condiciones limitadas para cooperar con China debido a la Enmienda Wolf, que prohíbe el uso de fondos gubernamentales para cooperar con el país asiático en el ámbito espacial sin autorización, mientras que de China, es poco lo que se sabe de sus objetivos espaciales.