Meteorólogos estadunidenses anticiparon que la temporada de huracanes del Atlántico, Golfo de México, y el Caribe, que inició este jueves, será “más activa” de lo normal, pero aseguraron que los avances en los pronósticos en las últimas décadas nos permite estar mejor preparados.
La temporada del 2016 fue la más activa desde el 2012, con 15 tormentas en la Cuenca Atlántica, incluyendo siete huracanes, y este año la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) proyecta 17 tormentas y nueve huracanes. Ese pronóstico lanzado la semana pasada es muy similar al de 2016 y se basa en la presencia de un fenómeno de El Niño “en transición”. Este fenómeno produce aguas más cálidas por encima de la temperatura normal del mar a través del Océano Atlántico y Mar Caribe, lo que contribuye a el desarrollo de los fenómenos tropicales. “En este momento El Niño no se ha activado como tal y está en una fase de transición, debido a esto es posible tener una temporada más activa de lo normal”, explicó Reynes. La temporada de huracanes que va del 1 de junio al 30 de noviembre, este año adelantó su inicio con Arlene, una rara tormenta de pretemporada que se formó sobre el Atlántico oriental en abril pasado. Los especialistas indicaron que en la actualidad se puede saber tres días antes, con una mayor precisión, dónde impactará un huracán, comparado con las 24 horas de anticipación con que se contaba hace 25 años. Además ahora los pronósticos se extienden a cinco días, en lugar de tres, y se presentan con una suite de gráficos, discusiones detalladas y un margen de error en la precisión de la trayectoria de un 65 por ciento, el cual es más bajo que hace dos décadas. El pronóstico de huracanes en el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Miami ha evolucionado hasta convertirse en una empresa multiplataforma de alta tecnología que utiliza los satélites más sofisticados para sus predicciones. Para los expertos estadunidenses la mayor brecha sigue siendo pronosticar la intensidad de un ciclón tropical. Cinco años después de un plan de diez años para mejorar las predicciones de intensidad en un 50 por ciento, los meteorólogos están lejos de su meta. El año pasado, por ejemplo, el huracán Matthew los tomó por sorpresa cuando de manera inesperada se convirtió en un feroz huracán de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson en el Caribe antes de devastar Haití. (Con información de Notimex). DA