Humillado en sus ambiciones deportivas por el escándalo de dopaje de Estado, el Kremlin saborea su revancha tras la rehabilitación de una parte de sus deportistas y, sin “euforia”, se concentra para enviar el máximo número posible de deportistas a los Juegos de Invierno. La anulación por el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) de la suspensión de por vida a la mayor parte de los 43 atletas rusos sospechosos de haberse aprovechado del sistema de dopaje de Estado en los Juegos de Sochi-2014 tiene un gusto a victoria particular al día siguiente de un raro mea culpa del presidente Vladimir Putin. Poco dado a admitir errores, Putin pidió disculpas ante 169 deportistas rusos considerados como ‘limpios’ por el Comité Olímpico Internacional (COI)y listos para volar a Pyeongchang para participar en los Juegos que comienzan la próxima semana por no haber sabido “protegerlos” de las consecuencias de un escándalo que sacude al deporte ruso desde hace tres años. Tras el veredicto del TAS, el inquilino del Kremlin mantuvo la misma línea: guardar perfil bajo y concentrarse en la defensa de los intereses de los deportistas. La sentencia “no puede más que alegrarnos y confirma nuestra posición: una mayoría aplastante de nuestros deportistas estaban completamente limpios”, subrayó Putin durante una visita a una fábrica en el sur de Rusia. “Pero no puede haber euforia”, añadió Putin, que hizo un llamado a “respetar” las instancias internacionales y a continuar “mejorando” el sistema antidopaje ruso.
“Ninguna manipulación”
En varias ocasiones en estos últimos meses, el presidente ruso admitió que su país tenía su parte de responsabilidad en el escándalo de dopaje y reconoció, otra vez el martes, “casos de dopaje” en su deporte. En revancha, está fuera de cuestión aceptar las acusaciones de un dopaje institucionalizado, como le acusa la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), durante los Juegos de Sochi-2014. Estas acusaciones “han sido simplemente desmentidas (por el TAS). Podemos decir que no hubo ningún sistema, ninguna manipulación durante los Juegos Olímpicos de Sochi”, insistió el vicepresidente encargado de Deporta Vitali Mutko, también encausado por el informe McLaren de la AMA como pieza clave del sistema. “Todas las medallas (de los deportistas absueltos) serán devueltas. Esto significa que hemos vuelto al primer puesto en el tablero de medallas de los Juegos de Sochi. Pero lo más importante, es que nuestros deportistas sean absueltos”, añadió. Los rusos, gracias a la decisión del TAS, recuperan en efecto nueve medallas, dos de ellas en oro (la del fondista Alexander Legkov en 50 km y Alexander Tretiakov en skeleton) y superan a Noruega con 11 oros, 11 platas y 9 bronces.
¿Nuevos billetes para Pyeongchang?
Fortalecida por su victoria jurídica, Rusia quiere ver ahora a sus deportistas absueltos que sean autorizados a participar bajo bandera olímpica en los Juegos de Pyeongchang (Corea del Sur) que comienzan el 9 de febrero. El ministro de Deportes Pavel Kolobkov anunció un “requerimiento oficial” lo antes posible para exigir al COI añadirlos a los 169 deportistas que pasaron el filtro de la comisión del COI que excluyó a otros 111 atletas. Una situación que promete una nueva batalla jurídica y provoca confusión a ocho días de los Juegos. Si el COI no se aviene, Mutko ha prometido acudir a los tribunales. “La decisión del TAS muestra que una acción enérgica antes los tribunales está justificada, puede ser eficaz y debe continuar”, advirtió por su parte el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov. Del lado de los deportistas, se sienten aliviados por pocos se atreven a pronunciarse sobre una eventual participación en Pyeongchang. “Mi trabajo es continuar entrenándome, el resto no depende de mí. Yo no estoy aún seguro de que el COI se envíe una invitación” para ir a Corea, declaró Alexander Tretiakov al diario Sport Express. “Hay muchas emociones diferentes. Hoy es la alegría. Estoy como un niño que descubre que es su aniversario”, aseguró por su parte Alexander Legkov, precisando que se está listo para viajar a Pyeongchang, aunque lamentó que “es duro esforzarse a entrenar” cuando uno está suspendido a perpetuidad.