Luego de la retirada de las tropas estadounidenses en Afganistán y de que se registraran ataques en la provincia de Panshir, los talibanes han pedido a los combatientes de este valle evitar el uso de armas para no generar una guerra sangrienta.
“Hermanos míos, hemos hecho todo lo posible para resolver el problema mediante conversaciones y negociaciones, pero lamentablemente todo ha sido en vano”, señaló el alto funcionario talibán Amir Khan Muttaqi en un mensaje de audio en Twitter dirigido a los resistentes afganos del valle. También agregó que se les externará a todos aquellos que quieren seguir en la lucha que “ya es suficiente”.
Panshir, un feudo antitalibán de larga tradición, es un valle remoto y de muy difícil acceso, ubicado en medio de las montañas Hindu Kush, cuyo extremo sur se encuentra a unos 80 km al norte de Kabul.
Pese al intento por poner alto al fuego, el esfuerzo parece no tener resultados positivos. El lunes por la noche, cuando el último avión militar estadounidense estaba por despegar desde el aeropuerto de Kabul, se registró una nueva ofensiva talibana contra el valle del Panshir, de acuerdo a miembros de la resistencia y habitantes de la región.
“Estamos dispuestos a defendernos hasta verter nuestra última gota de sangre”, indicó a la agencia de noticias AFP un vecino que solicitó el anonimato. “Todos llevamos un arma colgada al hombro, preparada para disparar”, señaló otro. “Desde los más jóvenes hasta los mayores, todos aportan a la resistencia”, afirmó.
De acuerdo a Bismilá Mohamadi, exministro de Defensa, otro ataque fue registrado la noche del martes, dejando en total 34 talibanes muertos y otros 65 heridos.
Entre los intentos de los talibanes por detener los combates se encuentra el envío de centenares de hombres a zonas de los alrededores del Panshir, afirmando que prefieren negociar en vez de pelear.
El lunes, los combatientes del Panshir realizaron un ejercicio militar a gran escala, según constató un fotógrafo de la AFP. Se les veía en especial cargando grandes troncos sobre los hombros mientras cruzaban ríos helados.
Estos escenarios comenzaron a darse luego de que las tropas de Estados Unidos abandonaran las tierras afganas.
La retirada de los soldados—que el presidente estadounidense, Joe Biden, volvió a defender firmemente este martes—, puso fin a una guerra de 20 años desencadenada por la intervención de una coalición internacional liderada por Estados Unidos para expulsar a los talibanes del poder por ser responsables de los atentados del 11 de septiembre de 2001.