El comercio ilegal en Afganistán es una fuente de ingresos fiable, pero no suficiente, y con su regreso al poder, los talibanes se enfrentan a un complejo panorama económico que se acentúa con el recelo de organismos monetarios internacionales. Las reservas monetarias del país, que incluso con la intervención militar estadounidense era uno de los más pobres del mundo, se encuentran retenidas en el extranjero, y el apoyo que anteriormente recibía de otras naciones, ha sido congelado desde el fin de semana, informó AFP.
9 mil millones de dólares registró el banco central afgano.
En cuanto a las reservas nacionales, los talibanes tampoco tienen acceso total a ellas, y únicamente podrán disponer del 0.2% según afirmó el presidente del Banco Central Afgano (DAB), Ajmal Ahmady. El éxodo de diplomáticos, colaboradores y civiles también representa un problema económico, pues con las recientes evacuaciones se han perdido miles de trabajos y oportunidades de crecimiento en la región.
Según datos del Banco Mundial, la economía de Afganistán se caracteriza por su fragilidad y dependencia de la ayuda internacional, pues factores como la inseguridad, inestabilidad política, corrupción e instituciones débiles han frenado su desarrollo a la vez que ahuyentan las inversiones y la creación de nuevos negocios. El Comité de Sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU calculó que los ingresos del grupo radical islámico podrían ir de los 300 millones a los 1,500 millones de dólares anuales, gran parte de los cuales se obtienen de actividades criminales como el tráfico de drogas, extorsiones a comercios y secuestros. Pero acorde a la nueva imagen que dicen tener, este tipo de ingresos podrían frenarse: “Afganistán no será más un país de cultivo de opio”, aseguró Zabihullah Mujahid, vocero talibán.
10 veces superior a los ingresos talibanes era la ayuda mundial
La única forma de obtener ayuda del Banco Central, detalló AFP, consiste en tener una buena reputación, lo que podría explicar los nuevos lineamientos que han dado a conocer, entre los que destaca el respeto a los derechos de las mujeres, palabras que no han dado tranquilidad a sus antiguos aliados económicos.
En este sentido, Rusia, China y Turquía podrían representar una ayuda al nuevo régimen, ya que hasta el momento son los únicos países que reconocen de alguna manera el gobierno encabezado por los insurgentes. En cambio, naciones como Canadá, Estados Unidos y Alemania han cortado de inmediato los distintos apoyos que recibía de su parte.
Consecuencias del desplazamiento. El avance del grupo radical ocasionó la huida de miles de trabajadores y una cifra alta de desempleo en la gente que busca refugio dentro o fuera del país.
El nuevo gobierno afgano también cuenta con las remesas de sus familiares en otros países, a las que se sumarán las proporcionadas clandestinamente, como las que, algunos críticos señalan, llegan de Qatar.
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