Aunque su sabor es la principal característica que la hace ser consumida, su producción representa un problema que afecta al aire, tierra y agua del planeta en cantidades inimaginables
Dentro de cinco años las preferencias en el consumo de carne mantendrán un discreto aumento, principalmente ente los ovinos, aunque la proteína del pollo se disparará hacia 2024, según una prospectiva de la FAO