Hasta antes de este descubrimiento, se sabía que la laringe de las ballenas tenía un saco parecido al de una gaita, pero la imposibilidad de estudiar este órgano había imposibilitado cualquier otro avance
La lejanía del lugar respecto a las dos islas principales de Nueva Zelanda y la presencia de tiburones hacían imposible una misión de rescate, por lo que las supervivientes recibieron la eutanasia
El país asiático nunca dejó esta práctica, sirviéndose de un punto de la moratoria de 1986 que autoriza la captura de esos animales para la investigación