El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que hay una buena relación con el gobierno estadounidense, por lo que consideró que las controversias en materia energética que se debaten actualmente en el marco del Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y México (T-MEC) son un asunto político, no técnico.
El próximo mes, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, visitará a las autoridades mexicanas y en la agenda están las quejas que empresas estadounidenses han presentado contra la política energética de México, que privilegia la inversión estatal sobre la privada, lo que violenta las reglas del tratado comercial.
Y aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador no estaba enterado de la visita, Jesús Ramírez Cuevas, vocero del gobierno, le confirmó la intensión del ejecutivo estadounidense de viajar a nuestro país y tratar temas comerciales.
Al preguntarle si se abordarían las controversias en el T-MEC, el mandatario respondió: “Yo pienso que sí, porque nosotros consideramos que no es un asunto técnico, es un asunto político. Llevamos muy buenas relaciones en lo económico, por eso digo que no es un asunto técnico, no hay problema”.
El titular del ejecutivo agregó, “sí, lo vamos a recibir. Sí. Si viene, lo recibimos, podría decir que es bienvenido el secretario de Estado del gobierno de Estados Unidos”.
Sobre los funcionarios que acompañan a Blinken, López Obrador dijo que a la encargada estadounidense de Comercio dentro del T-MEC, Katherine Tai, no le corresponde hablar de nuestras leyes, haciendo referencia a una carta que escribió después de la visita que él hizo a Joe Biden el mes pasado.
“La encargada de comercio saca un comunicado hablando hasta de la reforma energética aprobada en el sexenio pasado y de nuestras leyes, algo que no les corresponde porque México es un país independiente, soberano”, reviró el Presidente.
Los reclamos de Estados Unidos por un supuesto daño a las empresas e inversiones de su país en materia energética llevaron a la activación del mecanismo general de solución de controversias que tuvo su primer encuentro el martes de esta semana. El mecanismo debe de concluir con una solución satisfactoria para las tres partes, ya que Canadá se unió a la demanda estadounidense.
Han pasado 35 días de que inició el proceso y restan 40 más para llegar a un acuerdo, de lo contrario, los demandantes podrán solicitar un panel de solución de controversias en el que organismos internacionales serían los que dieran el veredicto final, el cual sería inapelable por cualquiera de los tres países.
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