Los surcoreanos votarán el martes para reemplazar a la presidenta destituida Park Geun-hye, después de una campaña exprés dominada por los problemas económicos y sociales, pero ajena a la crisis norcoreana.
El avance de los programas balísticos y nuclear de Corea del Norte copan los titulares de la prensa internacional, en particular desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Pero los surcoreanos están acostumbrados a vivir con la amenaza de su vecino del norte y en el contexto particular que ha dominado esta elección, el asunto es todo menos determinante en su voto.
Estas elecciones deben permitir a la sociedad pasar página, tras meses de turbulencias relacionadas con el escándalo de corrupción que culminó con la destitución de Park por la Asamblea Nacional. La expresidenta está en la cárcel a la espera de juicio por corrupción y abuso de poder.
Las manifestaciones en las que millones de personas pidieron la salida de Park fueron una ocasión también para protestar contra el aumento de las desigualdades y el desempleo en la que es la cuarta economía de Asia.
Según las encuestas, las elecciones a una sola vuelta que se celebran el martes darán lugar a un relevo, después de una década de poder de los conservadores.
El candidato del Partido Democrático, Moon Jae-in, de izquierda, obtendría el 42,4% de los votos, según las encuestas, muy por delante del centrista Ahn Cheol-soo y el conservador Hong Joon-pyo, en la lucha con alrededor del 18%. AFP. RB