La noción de que los hijos deben superar el nivel educativo de los padres aún es predominante en México, pero ha experimentado retrocesos en el último sexenio.
Un análisis realizado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) mostró que, en 2016, 72.3 % de los jóvenes reportaba tener un grado de estudios superior al de sus padres (movilidad ascendente), cifra que desde entonces ha bajado paulatinamente hasta un 68.2 % en 2022.
En cambio, la movilidad descendente (cuando los hijos reportan un nivel educativo inferior al de los progenitores) ha ido en aumento, al pasar de 17.9 % en 2016 a 20.5% en 2022.
Basado en datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2022 (ENIGH), publicada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el estudio advierte que, si bien hay avances en términos de años de escolaridad promedio en las décadas pasadas, también una reducción en la movilidad educativa absoluta, aunque con un incremento de probabilidad para los jóvenes de alcanzar estudios profesionales.
“Los datos muestran que existe una proporción importante de jóvenes que no están logrando superar a sus padres en términos educativos, además de que la estratificación por condición de origen (en este caso la escolaridad de los padres) aunque se ha debilitado, sigue constituyéndose en una barrera a la movilidad educativa ascendente difícil de superar”, señala el reporte realizado por Rocío Espinosa, Rodolfo de la Torre y Roberto Vélez Grajales.
Otro de los hallazgos del estudio del CEEY es que entre más elevado sea el nivel de estudios de los padres, mayores son las transferencias gubernamentales que reciben los hijos, fenómeno que incrementa las desigualdades y pone en desventaja a los estratos con menores ingresos.
En 2016, 34 % de las ayudas gubernamentales eran recibidas por el quintil de la población con menos nivel educativo, mientras que el 18 % eran canalizadas al segmento con más estudios.
Seis años después, en 2022, los papeles se invirtieron: el quintil con mayor rezago educativo recibió sólo 8 % de los apoyos, mientras que el sector con más estudios obtuvo 22 %, la tajada más grande de las transferencias.
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