Tengo uno de los mejores trabajos del mundo. Soy independiente, me la paso super chipocles de divertido, y estoy colaborando con cambiar el mundo desde dentro del sistema. Así bien estilo V de Vendetta y esas pelis, ¿las han visto?
¿Todavía no saben lo que hago? Está fácil. Soy redactor, editor, el mero mero patrón de varios portales y blogs y cuentas de Twitter y bots, que se dedican a hacer fake news políticas. ¿Que qué es eso? Pues noticias falsas que son creíbles y que se viralizan por su contenido incendiario para joder a los contrincantes de mi patrón y, de paso, hacernos carcajear un poco a los que somos realmente cínicos.
¿Mucho del contenido es absurdo? Pues sí, para los que son cultos. Para los que se fijan. ¿Pero qué importan? Son una minoría. En realidad, casi todos comparten lo que sea si les parece impetuoso. ¿Verosimilitud?, ¡bah! Vivimos en un país surrealista donde todo parece posible (y casi todo lo es).
Y pues me deja lana. Tanto por quien me contrata como por los anuncios que pongo. ¿Me aprovecho de la poca inteligencia de la gente? Seh, es cierto. También de su poca educación y cultura, pero en especial, de su poco sentido común. Que si lo decimos con todas sus letras, es el menos común de todos los sentidos. Es divertidísimo. ¿De quién es culpa hacerse compadre de un buey?
A nosotros, lo mejor que nos puede pasar es cuando algún reportero tonto, irresponsable o ambos, retoma una de nuestras noticias falsas y la publica en un diario o revista o programa de televisión de noticias serias. Por ejemplo, una vez publiqué que el candidato adversario no había declarado poseer un terreno y se hizo viral. ¡Desde cineastas hasta académicos lo publicaron en todos los medios a su alcance!
Como esos ejemplos, varios. Pero lo importante, no es sólo lo divertido, sino donde estoy colaborando, poniendo mi gran hectárea de arena para formar una nueva playa en nuestro futuro paradisiaco país.
Sí. La desestabilización y generar miedo y nula credibilidad del gobierno actual es mi principal labor.
Es bien importante que lo entiendan. Por ejemplo, publiqué una vez, una foto de niños de siria muertos con armas químicas, diciendo que eran niños robados en México a los que les habían robado sus órganos y que fueron descubiertos por la policía federal. Vaya, se sigue compartiendo la nota.
Otra vez, saqué a un policía antimotines de Indonesia, pegándole con una rama de bambú, a un niño en una protesta y dije que era del gobierno represor actual. Lo mismo con un caso en el que la policía colombiana tortura a un detenido echándole agua a presión desde una tanqueta y dije que era uno de los 43 desaparecidos. ¡Y miren que he generado mucho impacto! ¿Lo mejor? Que los que manejan la comunicación oficial actual, son demasiado burros para siquiera notar que les estamos escupiendo en la comida antes de que la sirvan en sus platos caros.
Ahora estoy trabajando en invertir audios de videos del candidato de la competencia. Que diga en apariencia (¿quien lee los labios?, ¡nadie!) que la delincuencia debe estar en la calle y los ciudadanos en la cárcel o que “yo sí voy a permitir la corrupción” y tonterías de ese estilo. Es neta, estoy muy orgulloso de mi estrategia. Con mis fake news, soy todo un revolucionario (méndigo el que me diga mercenario). Ahora no necesitamos armas como nuestros tatarabuelos. Ahora, pura creatividad e inteligencia.