Las energías renovables no son el único tema en que México se encuentra cada vez más lejos de la meta, también están las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC por sus siglas en inglés), ya que en la COP se elevó la demanda para que los países mejoren estos propósitos, y las de México actualmente tienen la peor calificación del Climate Action Tracker.
Según la organización internacional, en el 2015 (poco antes de la firma del Acuerdo de París) las NDCs de México eran “insuficientes”; después, en 2021, las calificó de “altamente insuficientes”, y las que presentó la titular de la Secretaría de Medio Ambiente, María Luisa Albores, el 7 de noviembre de 2022 cuando ya había iniciado la COP27 en Egipto, recibieron la calificación de “críticamente insuficientes”.
Las políticas climáticas de México continúan retrocediendo, a medida que se prioriza el uso de combustibles fósiles y se desmantelan las políticas e instituciones relacionadas con el clima”, es el inicio del comentario del Climate Action Tracker.
Las NDCs de 2022, mismas que se llevaron ahora en 2023, “dan como resultado niveles de emisiones más altos que los objetivos de 2016, violando tanto los acuerdos bajo el Acuerdo de París como la Ley mexicana”. Al respecto, Gustavo Alanís, director ejecutivo del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), agrega que el presupuesto destinado al combate del cambio climático “se utiliza para la Comisión Federal de Electricidad, para el Tren Maya. Creo que tiene que haber mucha transparencia”, y en caso de que quisiera cumplir, no hay ‘hoja de ruta’, cronograma ni estudios técnicos que sustenten cómo hacerlo.
Dicen que el Tren Maya es una medida de mitigación climática, cuando han tirado millones de árboles; dijeron que Sembrando Vida también era una medida de mitigación climática, cuando el World Resources Institute ya nos dijo que en el 2019 deforestó más de 70 mil hectáreas”.
Otis, la naturaleza habla
Para Alanís, el veloz crecimiento de Otis fue una gran llamada de atención sobre la importancia de que México cumpla con sus compromisos ambientales. “Nadie dice que lo de Acapulco pasó por lo que México emite” en gases de efecto invernadero, dice Alanís, pero la comunidad científica coincide en que el aumento de frecuencia y el agravamiento de este tipo de fenómenos, así como de sequías, incendios, inundaciones y otros eventos climáticos, se relacionan con el cambio climático global que se potencia por las emisiones. Empezamos hablando de cambio climático, luego hablamos de crisis climática y ahora estamos hablando de la emergencia climática”, dice.
La ONU en el acuerdo marco sobre cambio climático “habla de que todos los países tienen que estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero, y lo que pasa en México, y en otros países, es que las emisiones van al alza. Hubo un mensaje muy claro en Dubái: ‘no politicemos, no polaricemos el asunto. No es un tema ideológico. Sino más bien es un llamado de la naturaleza y tenemos que atenderlo”.
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