El gasto público en salud por cada habitante de México durante la pandemia por Covid-19 se mantuvo por debajo del promedio registrado en América Latina y el Caribe, se estima que la inversión en este rubro no superó los 10 mil pesos, lo que impactó en el alto número de casos graves y defunciones que se han reportado en el país por esta enfermedad y obligó a la población a gastar de sus recursos.
México, con 130 millones de habitantes y la segunda economía más fuerte de la región, tuvo menor gasto público en sanidad que las islas de
Bahamas, Trinidad y Tobago o Antigua y Barbuda, así lo muestra el informe La prolongación de la crisis sanitaria y su impacto en la salud, la economía y el desarrollo social
de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Alicia Bárcena, secretaría ejecutiva de la CEPAL respondió a pregunta expresa de ejecentral que “la elevada proporción del gasto de bolsillo es una importante fuente de desigualdad estructural en el acceso a los servicios de salud. La necesidad de incurrir en gastos privados para tener un acceso equitativo y oportuno a la salud aumenta el riesgo de empobrecimiento de las personas, sobre todo de las que se encuentran en situación de vulnerabilidad”.
Para Bárcena, la salud de un país no está separada de su economía, de la protección social ni de las finanzas; de hecho, “sin salud no habrá recuperación económica sostenible”, dijo en conferencia de prensa para presentar el reporte.
América Latina y el Caribe (ALC) fue la región más severamente afectada por la pandemia de Covid-19 del mundo en desarrollo, pues con solo 8.4% de la población mundial, tiene el 30.3% de las muertes. México era hasta abril de este año el país con mayor número de defunciones registradas por Covid-19 entre pacientes menores de 60 años y sin comorbilidades, e incluso ahora se mantiene en segundo lugar con una proporción mayor a los 40 puntos, lo que demuestra la falta de sistemas de salud adecuados para hacer frente a la pandemia, un problema común a toda la región.
La región también ha sido la más afectada en términos económicos; el Producto Interno Bruto (PIB) de 2020 registró una caída conjunta de 6.8%, una cifra bastante más alta que la reportada en economías avanzadas de 4.6%, e incluso mayor que la de África Subsahariana que perdió 1.8 por ciento. Destaca el desempleo, pues la caída fue de 9% en 2020, lo cual afectó más a las mujeres.
Sin embargo, las proyecciones de este informe estiman que no habrá mejora en la pobreza regional, y que en el mejor de los escenarios se mantendrá como hasta ahora, lo que significa que para este año habrá 8 millones más de personas en vulnerabilidad extrema para un total de 78 millones en esta condición.