Cerca de cuatro mil 100 millones de personas, —es decir, más de la mitad de los habitantes del planeta— no son beneficiarios de protección social, indica un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En algunas regiones la situación es especialmente grave como en Asia y el Pacífico donde la población con protección social es apenas del 44 por ciento; en los estados árabes es de 40% y en África la cifra llega al 17.4 por ciento.
En el análisis las personas expertas concluyeron que la respuesta a la pandemia “fue desigual e insuficiente”, que aumentó la distancia entre los países de altos y bajos ingresos y no logró ofrecer la protección social indispensable que todos los seres humanos merecen.
La OIT concluyó que hay sectores de la población con especial vulnerabilidad pues tienen menores protecciones sociales como las infancias (26.4%), las madres embarazadas (45%) y entre las personas con discapacidad (33.5%).
Los países destinan un 12.8% de su producto interior bruto a la protección social, excluyendo a la salud, pero hay un gran desnivel entre ellos. Los países de altos ingresos invierten un 16.4% de su PIB en protección social, los bajos ingresos sólo le dedican un 1.1%.
La OIT calcula que para garantizar al menos una cobertura de protección social básica en todo el mundo, los países de bajos ingresos deberían invertir 77 mil 900 millones de dólares adicionales al año; los de rentas medias-bajas 362 mil 900 millones más anualmente; y los de ganancias medias-altas 750 mil 800 millones extras en el mismo periodo.