Cuando las autoridades sanitarias de China señalaron, a mediados de junio del año pasado, que el origen del nuevo coronavirus podría estar en las cadenas de distribución de los alimentos congelados que llegaban de otros países, la mayoría consideró que esa teoría era poco probable y sólo buscaba evadir la responsabilidad del gigante asiático en el inicio de la pandemia.
Sin embargo, en las últimas horas el equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que está investigando el origen y manejo del brote inicial del nuevo coronavirus en Wuhan, no sólo ha seguido la pista de esta teoría, sino que la ha respaldado como una vía posible para la transmisión del SARS-CoV-2 incluso fuera de China.
Bajo esta nueva perspectiva el país asiático impuso una nueva serie de restricciones a dos compañías neozelandesas, importadoras de mariscos congelados, que están relacionadas con la segunda ola de contagios que enfrentó esta isla a finales de 2020 y cuyo origen se rastreó hasta los almacenes de estas empresas.
Desde mediados de junio, cuando esta teoría cobró fuerza, los puertos chinos han gastado más de 500 mil millones de dólares en reforzar las medidas de detección para cargamentos congelados de mariscos, lo que incluye una revisión estricta con prueba de detección a Covid-19 a diferentes lotes de todos los embarques que provengan de otros países.
Las nuevas investigaciones, así como el apoyo de la OMS a esta teoría, serían el carril que permitiría ampliar la gama de productos a los que se hacen estas estrictas revisiones para incluir otro tipo de alimentos congelados como pescados y cabezas de cerdo, un mercado muy lucrativo en China y que supone gran parte de la base de alimentación de sus habitantes.
El equipo de investigadores de la OMS no descarta que el reservorio natural del virus SARS-CoV-2 sean los murciélagos, pero detalla que la cadena de transmisión hasta el ser humano pudo ser más complicada de lo que se pensaba en un principio, por lo que es importante agotar todas las pistas para aclarar el panorama y mejorar los sistemas de alertamiento que podrían prevenir una próxima pandemia.