Las candidatas mujeres son evaluadas por la opinión pública desde una óptica distinta a la que se utiliza a para evaluar a los hombres. En general se cree que son menos capaces que los hombres para enfrentar problemáticas fuertes de inseguridad, manejar un conflicto armado, combatir la corrupción o corregir el rumbo económico de un país. La palabra líder se asocia a una mujer mucho menos que a un hombre y se considera que un hombre es más capaz para gobernar que una mujer.
Por el contrario, las mujeres son percibidas como menos corruptas, mejores administradoras y más eficaces en el manejo de temas referentes a la economía familiar, servicios de educación o salud y apoyos sociales. Asimismo, son calificadas más fácilmente como cercanas a la gente y preocupadas por los menos aventajados.
Pero también se cree en general que las mujeres son influenciables, inestables y cambiantes. Es por esto que los ataques a las mujeres tienden a ser lanzados con tintes más personales y se centran en hacerlas ver como débiles, vulnerables, ineptas, dependientes, o demasiado emocionales. Aunque también existen ocasiones en que se intenta mostrarlas como frías y desapegadas o carentes de sentimiento.
Sin duda la candidatura de una mujer que tiene posibilidades de ganar una elección cambia la tónica de la contienda para todos los involucrados y resalta las ventajas y desventajas asociadas al género, justa o injustamente. De las nueve gubernaturas que se disputan este año únicamente hay cinco candidatas mujeres. Es decir, entre todos los partidos que compiten por gubernaturas, tan sólo unos veinte candidatos aproximadamente tienen posibilidades de ganar; de éstos, sólo cinco son mujeres.
Históricamente, nuestro país ha visto tan solo a dos gobernadoras y cinco candidatas a presidente, aunque exclusivamente una de ellas respaldada por uno de los partidos grandes. La experiencia reciente de Josefina Vázquez Mota dio pie a una importante discusión acerca de la disposición que existe en nuestro país para votar por una mujer y de las virtudes o tabús que se le asocian al género femenino de manera arbitraria.
Las cinco aspirantes a ser gobernadoras este 2015 se batirán en terrenos significativamente distintos por las problemáticas que afectan a sus estados. Guerrero y Michoacán tendrán elecciones enfocadas en inseguridad, combate al narcotráfico y reconstrucción de instituciones. Guerrero, además se encuentra muy mermado por los graves episodios de violencia que pusieron de manifiesto la impunidad que impera en el estado y la colusión añeja entre gobierno y crimen.
En esta entidad Beatriz Mojica, candidata del PRD, se enfila a una batalla casi imposible. El candidato preferido por los ciudadanos, Armando Ríos Piter, decidió no contender registrando un daño inconmensurable para el partido del sol azteca que es considerado el principal responsable de la devastación del estado. Mojica es percibida como bateadora emergente dentro de un partido que en los últimos meses ha visto muy debilitada su intención de voto en Guerrero. Además, esta candidata enfrenta el gran obstáculo de haber crecido a la sombra del ex gobernador Ángel Aguirre al lado de quien construyó toda su carrera.
Mojica no sólo tiene la difícil tarea de desvincularse de Ángel Aguirre para no ser salpicada de su desprestigio, sino que además tiene que acreditar su capacidad para limpiar al estado de corrupción aunque esto involucre perseguir a sus correligionarios. Por si esto fuera poco, tiene que construir una imagen fuerte que convenza que puede enfrentar y abatir al narco que está infiltrado hasta la médula en las instituciones de gobierno.
Por otro lado Luisa María Calderón, abanderada del PAN por segunda vez en Michoacán, ha luchado fuertemente por mostrar que tiene personalidad propia. Se le cuestiona por haber perdido esta misma cruzada en 2011 cuando contaba con todo el apoyo del gobierno federal aunque entonces se enfrentó a un alcalde popular, Fausto Vallejo. Puede jugar a su favor que la crisis política y social en Michoacán es corresponsabilidad de los tres grandes partidos, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto si sabe equilibrar las críticas que articule y asumir su parte en el proceso.
Luisa María Calderón es percibida como valiente y tenaz. Aunque ha logrado presentarse como oposición dura, el lastre de su hermano le restará apoyos importantes y además debe ser capaz de resistir los cuestionamientos acerca de la estrategia que seguirá en el estado y la posible influencia que tendrá Felipe Calderón en su gobierno. Como candidata, y si llega a ser gobernadora, tendrá que estar demostrando continuamente que ella no es su hermano.
Tanto Beatriz Mojica como Luisa María Calderón emprenden caminos muy difíciles aspirando a ser gobernadoras en estados aquejados por problemas gravísimos de crimen organizado y pobreza. Ambas enfrentarán cuestionamientos por su condición de género que en ocasiones son mucho más rigurosos que los que enfrentan el resto de los candidatos y en donde requerirán demostrar gran fuerza y una capacidad real para lidiar con la violencia en sus entidades. Aunado a eso, ambas deben de sobreponerse al desprestigio de hombres cercanos a ellas: Felipe Calderón quien le falló a su estado natal y Ángel Aguirre que devastó Guerrero.
En la segunda parte de este texto hablaremos de otras tres mujeres que aspiran a gobernar estados que padecen distintas problemáticas pero en donde también se vaticinan batallas muy relevantes.
@lorena_becerra