De nueva cuenta, el papa Francisco se convirtió en tendencia minimalismo. En esta ocasión, por una polémica declaración que dio durante una entrevista con la agencia AP, lo que le ha valido señalamientos por parte de la comunidad LGBT+.
“Ser homosexual no es un delito. No es un crimen. Sí, pero es un pecado”, fue parte de la frase con la que Jorge Mario Bergoglio se convirtió en tendencia. Y es que más allá de señalar la discriminación que sufren las personas homosexuales dentro de la fe católica y las “leyes injustas” con las que opera, así como abogar por su inclusión, el mensaje del pontífice fue mal recibido tanto por los múltiples escándalos en los que se ha visto envuelta la iglesia como por la vida de celibato que se les impone a sus sacerdotes.
Sin embargo, otros colectivos reaccionaron diferente, ya que en su entrevista, el papa pone como ejemplo a las personas que usan el argumento de que la homosexualidad es un pecado, y momentos despues detalla otras faltas que cualquier persona puede cometer. “Primero distingamos pecado por delito. También es pecado la falta de caridad con el prójimo”, aseguró, indicando lo erróneo de ambas conductas.
Asimismo, el papa señaló a los países que criminalizan las preferencias sexuales diferentes, en algunas ocasiones incluso apoyados por miembros de la iglesia católica. “(Los obispos) necesitan pasar por un proceso de cambio para reconocer la dignidad de todos”, y aseguró que todos son merecedores de la gracia de Dios.
Esta no es la primera vez que el papa profundiza en el tema de la homosexualidad dentro de su fe. Ya desde el inicio de su gestión como Sumo Pontífice, el argentino ha dejado clara su postura a favor del respeto y la tolerancia, aunque con una clara línea en los valores católicos. “¿Quién soy yo para juzgarlos?” es una de sus frases más recordadas, pronunciada en 2013, después de un viaje a Brasil.
Francisco aprovechó para criticar la política económica de su natal Argentina, que actualmente tiene un índice de pobreza de cerca de la mitad de su población. “¿Qué pasó? Mala administración, malas prácticas”, fueron sus palabras, mismas que desataron otra ola de críticas, en esta ocasión, por parte de sus compatriotas, que lo acusaron de ser simpatizante del movimiento político peronista, al que muchos responsabilizan de la crisis que vive el país.
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