A tres años de su puesta en marcha, el programa Sembrando Vida sigue cosechando fallas.
Una revisión realizada por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) detectó una serie de problemas que van desde la entrega de plantas que no son aptas para las condiciones climáticas de las diversas regiones, hasta errores en la capacitación de los beneficiarios.
El documento titulado Evaluación de procesos del programa Sembrando Vida hace un recuento de lo que encontraron los evaluadores al realizar un trabajo de campo en las llamadas Comunidades de Aprendizaje Campesino (CAC), que son los grupos de beneficiarios que se reúnen para la generación de conocimiento a través del intercambio de experiencias.
“Las CAC visitadas comentaron lo siguiente sobre la selección de especies (maderables y frutales) para la distribución local: 1) las especies entregadas no correspondían con las especies solicitadas (aunque inicialmente se les pidió una sugerencia a los sembradores); y 2) las especies proporcionadas no eran aptas para las condiciones ambientales de la región”, reseña el documento.
La distribución de vegetales también presentó problemas para su plantación. “La planta proporcionada ‘no poseía las condiciones para el trasplante inmediato, pues eran de tamaño muy pequeño’; sin embargo, tuvo que llevarse a parcela por la presión que se tenía por parte de los operadores y directivos del Programa, para alcanzar las metas”.
Es decir, sin importar que no se tenían condiciones óptimas para la plantación, los beneficiarios debieron hacerlo por instrucciones de los propios agentes del gobierno.
El estudio de Coneval detalla más problemas de siembra que ponen en entredicho los objetivos del programa Sembrando Vida, que es la obtención de árboles frutales y maderables.
Los insumos “no venían en bolsa sino pilones enrollados en paquetes de plantas; debido al traslado por el que debía pasar, llegaban en malas condiciones o maltratadas” y hubo ocasiones en que las plantas arribaban a destiempo; es decir, “después de la temporada de lluvias”.
Puesto en marcha desde 2019, Sembrando Vida es un programa operado por la Secretaría del Bienestar que busca que las personas en municipios con rezago social tengan hasta 2.5 hectáreas con Sistemas Agroforestales y Milpa Intercalada entre árboles frutales, y cuentan con apoyos económicos de cinco mil pesos, y acompañamiento social al igual que técnico.
Para el ejercicio 2022, Sembrando Vida tiene presencia en 21 entidades federativas y cuenta con un presupuesto de 28 mil 152.8 millones de pesos.
Además de contar con insumos poco aptos para la siembra, la evaluación del Coneval descubrió que el programa no contempló la sobredemanda de agua, así como la poca disponibilidad del líquido en ciertas regiones.
“Se identificó que se han aumentado las metas ya definidas. Dichos cambios han traído como consecuencia preocupaciones en los beneficiarios por el desconocimiento de la forma en la que se atenderá la demanda de agua en los predios, así como la estimación de estos requerimientos por tipo de cultivo, y el establecimiento que se está haciendo en parcelas que no cuentan con abasto de agua”, refiere la evaluación.
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