La sombra de un desastre nuclear se extiende sobre Europa. Sellafield, la mayor instalación nuclear del continente, presenta una fuga de gravedad que podría representar un riesgo para el público.
Ubicado en la costa de Cumbria, Inglaterra, es un extenso complejo de seis kilómetros cuadrados que almacena y trata desechos nucleares de programas de armas y generación de energía nuclear, y según el reporte Nuclear Leaks de The Guardian, existe riesgo acumulativo por fallas que van desde la seguridad nuclear hasta los estándares contra incendios.
De manera específica se señaló la presencia de grietas en un depósito de lodo tóxico conocido como B30 y fisuras en la piel de hormigón y asfalto que cubre el enorme estanque que contiene décadas de lodo nuclear.
Esta no sería la primera vez que Sellafield genera alarma por una amenaza nuclear, tristemente conocido por el incendio en 1957 que provocó el peor accidente nuclear ocurrido en el Reino Unido hasta la fecha. Pero en esta ocasión la posibilidad de un accidente incluye la posibilidad de contaminar las aguas subterráneas y la generación de una columna de partículas radiactivas que podría llegar en 12 horas hasta Noruega, afectando la vida silvestre y la agricultura a su paso.
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También se reportaron fallas en las alarmas, paros laborales diarios por la falta de personal calificado, y un número cada vez mayor de contaminación.
Sin embargo, el reporte señala que lo más grave es que los expertos no pudieron determinar con exactitud un diagnóstico fiel sobre las fugas, lo que imposibilita un diagnóstico certero de la gravedad del problema. La alerta lanzada por los especialistas se basa únicamente en conjeturas y modelos basados en fugas de la instalación.
Las fuentes han advertido que los requisitos básicos de seguridad del sitio se están desgastando cada vez más y que los peligros a largo plazo están siendo ignorados o no contenidos”, se puede leer en el reporte.
La fuga de líquido radiactivo también ha generado tensiones entre Reino Unido y sus vecinos, que consideran que los problemas en Sellafield han sido minimizados. Especialmente los gobiernos de Irlanda y Noruega, ya que anteriormente el gobierno irlandés intentó remitir el caso a un tribunal de la ONU por preocupaciones sobre el impacto del sitio en el medio ambiente. En el caso de Irlanda, al país le preocupa la llegada de desechos radioactivos gracias a los vientos predominantes del suroeste a través del Mar del Norte.
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