Sean Parker: un pirata reformado
Con tan sólo 41 años, este hombre revolucionó el mundo virtual a través de aplicaciones y plataformas que cambiaron por siempre las industrias culturales. Su camino lo ha llevado de la ilegalidad y la bancarrota, a ser uno de los magnates de internet

Cuando Sean Parker y Shawn Fanning decidieron crear una plataforma que permitiera intercambiar archivos musicales a través de internet con una tecnología de punto a punto —es decir dos computadores conectadas directamente a través de la red— no imaginaron que cambiaran a esta industria por siempre.
En 1999, el tráfico ilegal de contenidos multimedia en web no era una preocupación debido a que no existía una forma masiva de realizar esta práctica, pero esto se modificó con la irrupción de Napster, que convertiría la piratería digital en un asunto cotidiano.
La modesta compañía, fundada por dos jóvenes de la Universidad del Nordeste, alcanzó rápidamente los 80 millones de usuarios globales, quienes vieron en este programa la posibilidad de conseguir en segundos cualquier canción del mundo —sin importar que tan popular era— y de manera gratuita; algo que modificó el acceso al capital cultural por siempre, ya que sin importar las fronteras geográficas o económicas, personas de todas las latitudes tenían la posibilidad de escuchar y consumir productos sonoros que de otra forma serían imposibles de conseguir.
Esta situación puso de rodillas a la industria discográfica que sintió el golpe de las descargas ilegales directamente en sus ventas, un negocio que no había tenido competencia por más de 50 años, y que ahora se enfrentaba a una red global de usuarios que compartían ese contenido sin restricciones. Metallica fue el primer grupo en presentar una demanda en contra de Napster, pero no fue el último, las acciones legales en contra de la compañía se acumularon hasta su quiebra en 2001.
Aunque Napster sólo duró en línea 2 años, el impacto que causó en las industrias de consumo haría que los modelos de negocio cambiaran, y es que a pesar de las demandas o el cierre de esta plataforma, pronto surgieron otros servicios de punto a punto que serían imposibles de rastrear o que operaban desde países sin restricciones para este mercado. La puerta que abrieron Parker y Fanning hacia una cultura libre no volvería a cerrarse.
Tres años después, Parker fijó su atención en un proyecto que no atraía la atención de muchos inversionistas, especialmente porque lo veían como una plataforma de anuncios, algo que tanto a él, como al joven dueño de este sitio, les parecía un desperdicio. La página despreciada por decenas de empresarios era Facebook, un acierto que catapultó nuevamente a este emprendedor a la cima del mundo tecnológico.
Con la fortuna que hizo tras su breve paso por Facebook, Sean Parker se dedicó a buscar otros proyectos que le permitieran reinventar internet como lo había hecho en las dos ocasiones anteriores. Pero la idea de Napster seguía dando vueltas en su cabeza, y es por ello que cuando en 2009 le presentaron la propuesta de una incipiente compañía sueca llamada Spotify no dudó en invertir.
Fue así como el creador de la primera red pirata de internet se alió con las discográficas —sus antiguas enemigas— para lanzar Spotify a todo el mundo, bajo la misma premisa que lo hizo fundar Napster 11 años atrás, permitir el acceso instantáneo y gratuito a casi cualquier canción del mundo.