Como si la guerra iniciada hace 72 años no se hubiera interrumpido, Corea del Sur vivió una jornada de hostilidad con su vecina Corea del Norte, que la obligó a responder los proyectiles.
Según autoridades armadas surcoreanas, un total de 23 misiles norcoreanos impactaron en las aguas territoriales de Corea del Sur sin provocación previa, lo que fue considerado “una invasión territorial de hecho”, según el presidente surcoreano Yoon Suk-yeol.
A esta agresión le siguió un centenar de disparos de artillería a una zona fronteriza marítima, en lo que expertos consideran como parte de una respuesta “agresiva y amenazante” de Pyongyang a los ejercicios militares que realizan Estados Unidos y Corea del Sur.
Se trata de la primera vez desde 1953 que un misil norcoreano impacta tan cerca de las aguas surcoreanas, y la sorpresa e impacto de los mismos fue tal que los habitantes de la isla de Ulleungdo (al este de Corea del Sur) fueron evacuados y trasladados a refugios subterráneos.
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La situación entre ambas naciones rápidamente se convirtió en un intercambio de nuevas hostilidades, ya que el gobierno surcoreano disparó tres misiles aire-tierra cerca del punto donde cayó el controvertido proyectil norcoreano, con el fin de advertir y frenar nuevas hostilidades.
Estos misiles cayeron “cerca de la línea del límite norte a una distancia correspondiente al área donde impactó el misil del Norte”, dijo en un comunicado, y momentos después, el presidente surcoreano convocó una reunión de su Consejo de Seguridad Nacional para analizar el disparo. También ordenó una “respuesta rápida y severa” ante estas “provocaciones”.
Al cierre de esta edición, se tiene conocimiento que Corea del Norte disparó nuevos misiles este día, y ya se analiza su alcance, trayectoria y altitud.
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