El cielo nublado en Balmoral reflejaba la inquietud entre los londinenses. Desde las primeras horas de esta tarde, Reino Unido se encontraba a la espera de noticias sobre su monarca más querida, la reina Isabel II.
“Luego de una evaluación adicional esta mañana, los médicos de la Reina están preocupados por la salud de Su Majestad y han recomendado que permanezca bajo supervisión médica. La Reina sigue cómoda y en Balmoral”. Con estas palabras, el Palacio de Buckingham anunció las primeras malas nuevas, y de inmediato, tanto medios de comunicación como civiles se volcaron a las puertas de las residencias reales para obtener más noticias
En el castillo de Balmoral, a 735 kilómetros de Buckingham, la puerta se abría ocasionalmente para dejar pasar a los miembros de la familia real, mientras, de forma simultánea, el canal oficial en Youtube de la familia real transmitía lo que ocurría afuera de la residencia oficial de la monarca.
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Aproximadamente a las 16:00 horas, un pequeño auto negro, conducido por el príncipe William llamó la atención de las cámaras. En su interior pudieron verse los rostros tensos del príncipe Andrew —hermano de Isabel II—, su esposa, Sofía de Wessex y el príncipe Eduardo, cuarto y último hijo de la reina, antes de ingresar a la residencia de descanso preferida de la reina.
Media hora después, y siguiendo un estricto silencio a los medios, la recién nombrada primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, fue informada de la fatal noticia: la reina había muerto, aunque pasarían aún cerca de dos horas para que la casa real anunciara la noticia por medio de una circular que se fijó a las puertas del palacio de Buckingham. “La Reina murió pacíficamente en Balmoral esta tarde. El Rey y la Reina Consorte permanecerán en Balmoral esta noche y regresarán a Londres mañana”, fueron las palabras.
Momentos más tarde, y aun desde Balmoral, el nuevo rey, Carlos III, dedicó unas palabras a su madre: “La muerte de mi querida madre, Su Majestad la Reina, es un momento de la mayor tristeza para mí y todos los miembros de mi familia. Lamentamos profundamente el fallecimiento de una querida soberana y una madre muy querida. Sé que su pérdida se sentirá profundamente en todo el país, los Reinos y la Commonwealth, y por innumerables personas en todo el mundo”.
Uno de los momentos que pasaron a la posteridad fue el arribo del príncipe Harry, cuyo avión aterrizó en Aberdeen —a una hora de camino de Balmoral— después de que se diera a conocer la noticia. Se espera que los familiares más directos de la reina, como sus hijos y nietos, pasen esta noche en el castillo, y se trasladen a Londres el día de mañana.
Se instala el luto en Reino Unido
Apenas se hizo pública la noticia, comenzaron los homenajes espontáneos. Uno de los primeros corrió a cargo de los encargados de los icónicos taxis londinenses. Tomando como escenario la icónica calle The Mall —utilizada para los desfiles y otros eventos reales, y que conduce directamente a las puertas del palacio—, realizaron una formación por varios minutos en honor a la monarca.
También en su memoria, el Sindicato Nacional de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte de Gran Bretaña suspendió sus huelgas programadas el 15 y el 17 de septiembre. Con más de 80 mil trabajadores, se trata del sindicato más grande del país, el cual aprovechó su plataforma de Twitter para expresar sus condolencias a la familia real.
Así, a lo largo de todo el territorio londinense, trabajadores, estudiantes, hombres y mujeres se sumaron a la pena que ahora se respira dentro y fuera de las residencias reales, la cual se extenderá a lo largo de las próximas semanas cuando se realicen los funerales de la monarca más longeva del mundo y la coronación de su heredero, el rey Carlos III.
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