Como un mal augurio, las cifras en el sector de construcción de vivienda en Estados Unidos han mostrado debilidad en el último trimestre de 2022, y en la primera mitad de este año, a pesar de que en mayo se dio un destello de querer repuntar la edificación en el rubro de los nuevos hogares.
El comportamiento en el gasto de la construcción y en los permisos para comenzar una obra presentan un agotamiento, y está relacionado con los costos, también a tasas de interés más onerosas, que vuelven menos atractivo querer un crédito hipotecario que abarca varios años.
Según la Asociación de Banqueros Hipotecarios (MBA, por sus siglas en inglés), no hay una alerta grave sobre la morosidad en los créditos, pero varios de los rubros que componen a este sector financiero muestran un incremento porcentual en el último trimestre.
De acuerdo con Jamie Woodwell, director de investigación de bienes raíces comerciales de la MBA, “las tasas de morosidad de las hipotecas comerciales y multifamiliares aumentaron por tercer trimestre consecutivo, pero con diferencias significativas por tipo de propiedad”.
La construcción en Estados Unidos es muy importante para México, pues este sector —de los cerca de 40 millones de mexicanos que hay en ese país, 63 % tiene un empleo y de ellos, 25.6 % está en alguna de las actividades de la edificación— se puede considerar la principal fuente de remesas para las familias en México.
Los flujos de remesas no han dejado de crecer de la mano de aumentos en las horas trabajadas y de los ingresos de los connacionales establecidos en Estados Unidos ante una expansión más robusta a los pronósticos, pero podría estar llegando a la cúspide y comenzar una fase de debilidad y dañar el gasto en las familias que radican aquí en nuestro país.
Según el Departamento de Comercio, los estadounidenses bajaron en 3.7 % los permisos para construir, cuando un mes antes parecía que la situación caminaba favorablemente con un aumento de 5.6 %, tras cuatro meses previos que registraron contracciones en este indicador clave del consumo de bienes raíces.
Los nuevos comienzos para edificar se deprimieron 8.0 % durante junio. Pero no sólo es la edificación lo que presenta un desgaste importante, sino el sector de vivienda de segunda mano.
Las cifras de la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios (NAR, por sus siglas en inglés) revelan que el mercado de casas usadas se encuentra en niveles de finales de 2010, una radiografía de las intenciones de los consumidores para comprar y vender sus viviendas.
Conforme a las cifras de la Asociación, en el último mes las ventas de dicho rubro se contrajeron 3.3 % de manera mensual, pero se hundieron 18.8 % de forma anual, reflejo de los costos financieros, pero también del encarecimiento de la vivienda en el último año tras el repunte de precios en las materias primas como la madera.
Aunque se ha ido revirtiendo conforme la inflación ha cedido en Estados Unidos durante los últimos 12 meses, el aumento de tasas por parte de la Reserva Federal (Fed, por sus siglas en inglés) ha contenido la demanda, pues en términos de largo plazo es más cara una casa ahora que antes de la pandemia.
Los ingresos de los trabajadores mexicanos en la industria de la construcción no han sido del todo dañados, gracias a la alta demanda de mano de obra, lo que ha permitido tomar empleos mejor pagados. Pero los indicadores económicos del sector vislumbran problemas en el mediano plazo a la par de que el banco central apuesta a más incrementos en sus tasas de interés, lo que frenaría parte del mercado inmobiliario.
