El debut de Jaime Lozano en el certamen cumplió las expectativas tanto de aficionados como de algunos directivos, debido al cambio de faceta que mostraron los jugadores en la cancha. El último encuentro previo a la ronda de eliminación será contra Qatar, anfitrión del Mundial pasado.
Los qataríes firmaron un convenio con la Concacaf para impulsar el nivel de juego en ambas confederaciones, la de América del Norte y la asiática.
Asimismo, esta es la segunda intervención de Qatar, durante su primera participación dejaron una buena impresión previo al Mundial, tras colocarse entre los 4 mejores equipos del torneo; sin embargo, este año peligra su continuidad porque cerrarán la fase de grupos contra el rival más fuerte.
La verdadera prueba de México será en la ronda de eliminación directa, donde se prevén enfrentamientos contra los más fuertes de la confederación, tales como Canadá o Estados Unidos.
El caso de la USMNT es alarmante, un rival al que no se le ha podido ganar desde el 2019. El registro es preocupante si se toman en cuenta todos los torneos importantes que se han perdido, con un país que ha tenido un crecimiento exponencial tanto en su liga, como en su Selección.
Lo más inquietante es el manejo de sus planteles, debido a que la última Copa Oro que ganó Estados Unidos fue en 2021, jugando con una escuadra alternativa, sin necesidad de ocupar a sus grandes referentes. Un hecho muy desalentador para la directiva tricolor, si se toma en cuenta que ese mismo año, México jugó y perdió con el que era en ese momento su mejor plantel.
El reto y las ganas del tricolor por reivindicarse son evidentes, pero para recuperar esa confianza se necesita tiempo y resultados. No sólo bastan los títulos, sino las formas y cómo se compite, esa es la razón por la que Jimmy Lozano está al mando, lo que sigue es su prueba de fuego. Un reto del que dependerá su continuidad.
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