Aún sin confirmar a los responsables, los países que investigan la fuga en el gasoducto de Nord Stream confirmaron que el incidente se debió a un sabotaje, momentos después de que la guardia costera de Suecia confirmara una cuarta fuga.
Blanco de las sospechas, Rusia se defendió señalando a Estados Unidos y obtuvo una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU el viernes para abordar la cuestión.
Durante una conversación con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, el presidente ruso, Vladimir Putin, “dio su punto de vista sobre este acto de sabotaje sin precedente, en realidad, un acto de terrorismo internacional”, indicó el Kremlin en un comunicado este jueves.
Por precaución, Finlandia, vecina de Rusia, ordenó este jueves un reforzamiento de la seguridad en torno a sus infraestructuras estratégicas.
Igualmente, en Suecia, las dos principales centrales nucleares, situadas al centro-este y suroeste, dijeron a AFP que han pasado al nivel de “vigilancia reforzada”.
Rusia negó estar detrás de las explosiones. Lo mismo hizo Estados Unidos, señalando que las insinuaciones de Moscú eran “ridículas”. El servicio de seguridad de Rusia lanzó una investigación de “terrorismo internacional” sobre las fugas y dijo que estas habían provocado “un daño económico significativo” para el país.
