A pocas semanas del inicio de sus funciones como Primera Ministra de Reino Unido, la presión sobre Liz Truss se acentúa. Este miércoles se sumó la renuncia de Suella Braverman, ministra del Interior de Gran Bretaña en medio de una severa crisis de confianza en su gabinete.
Braverman fungió como ministra de Interior por solo 43 días y su salida del ejecutivo de Truss ahonda la crisis gubernamental iniciada el mes pasado con el anuncio de un desastroso paquete económico.
Al respecto, la exministra informó a medios que su renuncia se debe a haber usado su cuenta de correo personal para enviar información oficial; una infracción técnica si se consideran los lineamientos de trabajo para funcionarios públicos en el territorio londinense. Sin embargo, Braverman también mencionó su “preocupación” por las actuales políticas de gobierno. “Fingir que no hemos cometido errores, actuar como si nadie pudiera ver que los hemos cometido y esperar que las cosas salgan bien por arte de magia no es una política seria”, fueron sus palabras.
La oleada de críticas a la propia Truss se originó cuando la mayoría de sus medidas económicas propuestas —recortes de impuestos masivos y un colosal apoyo a las facturas energéticas— fueron rechazadas.
Y aunque dichas medidas se aprobaron, si desataron una mayor incertidumbre en la ya bastante golpeada economía británica, lo que hizo que la libra cayera a su nivel más bajo histórico y los rendimientos de los bonos de Estado a largo plazo se dispararan.
Esto a su vez obligó al Banco de Inglaterra a intervenir para evitar una crisis financiera, y la respuesta de Truss fue obligar a su ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, a asumir la culpa y renunciar a su cargo. “Soy una luchadora, no alguien que abandona”, fueron las palabras de Truss.
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