La sonrisa tras la barba blanca y el traje rojo aún se ve detrás del cristal. Es Santa Claus, el único que quedó en pie. Algunos adornos navideños también. El resto, dos pisos de regalos, se hicieron cenizas.
Ahora, toda la zona huele a plástico quemado, los ojos arden y se siente un aire pesado. El incendio se apagó hace una hora y aún el calor se percibe.
“¡Estuvo fuerte!”, dice de pasada un bombero.
El edificio se asoma ahora entre gris, negro y franjas azules. Perdió todo esplendor. Los plafones de dos pisos quedaron desgarrados, a punto de caer.
Sólo el primer piso sobrevivió, entre adornos de navidad y Santa, junto a enceres de cristal.
Unas 120 personas desalojadas de la zona, tres atendidas por intoxicación y daños millonarios, dejó el incendió a una de las tiendas de Galerías El Triunfo ubicada en San Jerónimo, al sur de la Ciudad de México.
Aún se verifica que se haya extinguido totalmente.
El tráfico todavía no se recupera, sigue lento.
Toda una cuadra fue desalojada y aún no pueden regresar vecinos y comercios a sus actividades habituales.
Dos pisos se consumieron totalmente, se usaron más de 15 pipas y llegaron refuerzos de las alcaldías de Álvaro Obregón y Magdalena Contreras.
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La cantidad de agua que se usó fue por varios frentes, para impedir que se extendiera, porque los bomberos identificaron varios puntos de alto riesgo, incluso de explosión. El primero, una tienda de pinturas y ferretería, los otros restaurantes con grandes tanques de gas.
Además, a diferencia de otros días nublados, hacía calor y eso no facilitaba el trabajo de los bomberos, comentó uno de ellos.
Pero lograron controlarlo pronto, más o menos una hora después de iniciado.
Se estima que alrededor de las cinco de la tarde se podrá recuperar el ritmo habitual de las calles. Mientras, la parada de camiones que se ubica a 20 metros está vacía y la gente ha tenido que caminar al menos un kilómetro para poder seguir su ruta, y otras más esperan a que la circulación fluya.
Si se hubiera expandido el fuego, los bomberos y protección civil tendrían que haber desalojado toda la zona, dos cuadras. “Hubiera sido una tragedia”, dice uno de los bomberos que controla una pipa.
Pero no, esta vez no hubo víctimas fatales.
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