Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora el domingo 10, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó hoy el Atlas 2020 de este tema y los datos que presentan son… pues, bastante deprimentes.
Uno de los rubros que destacan los autores es la importancia que tiene la existencia de una legislación sobre salud mental, cuya implementación y cumplimiento sea acorde con los derechos humanos.
Si bien el 80% (156 países) de los estados miembros de la OMS notificaron la existencia de una ley independiente para la salud mental o integrada a la salud en general, sólo en el 38% de los estados miembros cumplen con los instrumentos de derechos humanos.
En este rubro, la inequidad económica es notable, pues el 40% de los países del grupo de ingresos altos informaron que su legislación sobre salud mental cumple con los instrumentos de derechos humanos, frente al 3% del grupo de bajos ingresos. Las desigualdades se repiten en el terreno financiero, pero no sólo en cuanto al gasto, sino en la información.
El Atlas se hizo con cuestionarios que contestaron los propios países, pero cuando se pidió que estimaran el gasto total de cada gobierno en salud mental, 67 naciones respondieron a la pregunta, pese a que la respuesta suele estar disponible en los datos gubernamentales. Sólo 51 países informaron sobre el gasto total en hospitales psiquiátricos y, en promedio, éste fue de 2.77 dólares por persona.
Los autores destacan que el 94% del personal de salud mental que reportan los países trabaja en entornos gubernamentales de salud mental, lo cual “podría reflejar una falta de acceso a los datos sobre el sector privado”, y probablemente revela un subregistro de la fuerza laboral de salud mental en el sector privado.
En conjunto, las cifras también parecen indicar que la carga principal del gasto en salud mental corresponde sobre todo a las personas.