Tully: el infierno 
de la maternidad

26 de Diciembre de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

Tully: el infierno 
de la maternidad

alejandro aleman

En Tully, la guionista Diablo Cody y el director Jason Reitman regresan por tercera vez a un tema que parece obsesión: el duro paso hacia la adultez, ya sea cuando ésta se asume demasiado tarde (Young Adult) o cuando llega demasiado pronto (Juno).

Para esta nueva cinta si acaso el mensaje es aún más enfático. Con Tully, Reitman y Cody dinamitan la idea (ya de por sí algo derruida) de la maternidad como una bendición; al contrario, el acto de procrear se retrata como una maldición que no sólo quita el sueño, sino que desdibuja la personalidad (y el cuerpo) de la mujer.

Marlo (Charlize Theron con 20 kilos de más) es una ama de casa frustrada, antes profesionista, casada y con dos hijos pequeños. A la llegada de un tercer bebé no planeado, el infierno de la maternidad se desata de nuevo y Marlo no parece aguantar más el tremendo trabajo que representa cuidar a un recién nacido y a otros dos niños que demandan su atención.

El hermano de Marlo le sugiere contratar a una niñera que cuide de noche al bebé para que ella, ¡por fin! pueda dormir. Es ahí donde entra Tully (Mackenzie Davis), una afable y esbelta adolescente dispuesta a hacerse cargo. Al principio reticente, Marlo comprueba las ventajas de tener a esta niñera nocturna, quien además se convierte en la mejor escucha y confidente. Adorable e inteligente, Tully es una especie de Mary Poppins del nuevo milenio a la que sólo le faltaría volar.

Por supuesto, no es la primera vez que el cine muestra a la maternidad como una pesadilla; sin ir más lejos ahí está la opus magna de Lynne Ramsay, We Need to Talk About Kevin (2011). Pero si aquella quedaba como un relato onírico sobre una mujer con falta de instinto materno, Reitman y Cody se quedan en el terreno de la metáfora surreal donde la mujer no duda de sus dotes de madre, pero sí cuestiona sus decisiones de vida: ¿qué sería de Marlo si no se hubiese casado y tenido hijos?

Reitman y Theron (cuyo cuerpo transformado, al igual que en Monster, se vuelve parte importante de la narrativa) plantean las dudas de Marlo con dolorosa eficacia pero, como es usual en el cine de Reitman, no alcanza a dar el paso siguiente, prefiriendo que el público saque sus conclusiones y no el autor el que condene o premie las decisiones de sus personajes.

La cinta exige cierta paciencia cuando, conforme la trama avanza, algunas secuencias comienzan a generar dudas; es parte del juego que se resuelve con un potente final que nos recuerda un filme de David Fincher. No mencionaré cuál porque eso sería un tremendo spoiler.

@elsalonrojo