Una de las experiencias que recuerdo con más cariño fue una vez que, de niño, mis padres me llevaron a ver la rotativa de un periódico. Era de madrugada y el diario estaba por imprimirse. El ruido ensordecedor, los rollos de papel corriendo, los pliegos saliendo ya impresos al final de la línea, el olor a tinta y papel… todo era intoxicante, emocionante, mágico. La peor forma de comenzar una crítica de cine es haciendo referencias personales, pero no pude evitarlo. Hay un momento en The Post en el que Steven Spielberg me regresó a ese punto, y es tan emotivo, que me da la impresión de que él vivió un momento similar al ver cómo se imprimía un periódico. Situada a inicios de los 70 en Estados Unidos, The Post es la crónica sobre cómo un pequeño diario, The Washington Post, se encuentra en la encrucijada de su vida: tiene en sus manos información de inteligencia donde se expone el desastre de la Guerra de Vietnam y cómo el gobierno continuó enviando jóvenes a morir. La gente debe saber la verdad, pero hay un problema: mediante un mandato de la corte, el presidente Nixon ha prohibido que se publique el material, argumentando temas de seguridad nacional, so pena de cárcel por traición a la patria. La historia tiene doble resonancia ya que el Post era entonces dirigido por una mujer, Kay Graham. Su padre jamás la eligió directora, fue hasta su muerte que la señora Graham (Meryl Streep) se hizo cargo de un negocio de hombres en la peor época para ser una mujer con poder. Así, ésta huérfana (el clásico tropo spielbergiano) será quien tomará la decisión: ¿publicar la verdad o cuidar el legado familiar? Aunque los temas políticos y sociales ya no son extraños en la filmografía de Spielberg, no deja de ser sorprendente cómo aborda las diferentes escenas con el mismo rigor con el que lo hace con sus pasadas cintas de aventuras y ciencia ficción. Aquel tiburón acechante, o aquel arqueólogo huyendo del peligro son, bajo su lente (y la de su inseparable cinefotógrafo, Janusz Kaminski) igual de emocionantes que un reportero en búsqueda de la verdad. Streep, a diferencia de pasadas actuaciones, se nota contenida y sutil, francamente maravillosa, mientras que en su dupla con Tom Hanks nos entregan algunos de los mejores momentos de la cinta. Así, Spielberg encuentra mediante esta crónica la forma perfecta de hacer una crítica y homenaje a los dos temas que ocupan a la nación estadounidense: el empoderamiento de la mujer y la tiranía de aquel que no entiende que la libertad de prensa obedece al gobernado y no a los gobernantes. Una magnífica pieza de cine y libertad de expresión.
@elsalonrojo