Rogue One (USA, 2016), la nueva adición al universo Star Wars, es un bicho singular. Estamos frente a una película de la Guerra de las Galaxias que no tiene sables láser, no aparecen jedis, no hay música de John Williams ni la entrada con las letras flotando.
Aún así, y a pesar de estar en las antípodas del mito, esta entrega de Gareth Edwards es la mejor cinta de la saga desde Empire Strikes Back (Kershner, 1980). Mientras que J. J. Abrams volteó la mirada al material original para hacer de The Force Awakens (2015) una mala copia de George Lucas, Gareth Edwards presume una línea de miras mucho más amplia, regresando no al origen, sino a la esencia: el cine de Kurosawa. Con el espíritu de Los Siete Samurai (1954) y otras como The Dirty Dozen (Aldrich, 1967) y The Bridge on the River Kwai (Lean, 1957), Edwards agrupa a sus siete magníficos en una galería de marginados entrañables; un puñado de rebeldes con multiplicidad étnica (robots conversos, pilotos desertores, un monje ciego, un mexicano y una mujer empoderada) que irán en una misión suicida en contra del todopoderoso imperio. Al carecer del factor sorpresa (todos sabemos cómo debe acabar esto), Edwards no tiene más remedio que enfocarse en sus personajes y en su historia. Lo hace, pero dando tumbos. Y es que la estructura que sostiene a la cinta se nota débil, la edición parece hecha a mordidas, el ritmo varía artificialmente, como si hubiera la necesidad (¿de Disney?) por acabar rápido. Esta es una película de Star Wars que no sucede en los terrenos de la realeza, aquí no hay príncipes ni princesas (Luke y Leia), hay gente común, de pie, dando su vida por una causa. Por eso extraña esa edición que privilegia la batalla aérea y minimiza el factor humano. Una contradicción a todo el espíritu del filme. Los defectos se vuelven minucias al final del tercer acto: una serie de viñetas que por más efectistas que puedan ser resultan en un regalo para todos los seguidores en uno de los momentos más emocionantes del cine en este año. Edwards nos hace recordar las verdaderas razones por las que amamos estas películas. Rogue One nos devuelve la esperanza en Star Wars.
