Buenas noticias para Deadpool: DC le acaba de abrir una nueva puerta para hacer chistes a sus costillas. Si antes lo hacía burlándose de la fatídica Green Lantern (Campbell, 2011), ahora con toda justicia podrá burlarse también de Aquaman, la nueva cinta del universo DC.
Y es que esta nueva entrega, dirigida por James Wan, está en los mismos registros de aquel desastre que fuera Green Lantern, inclusive puede que sea peor. Desde Waterworld (Reynolds, 1995) no se veía otra cinta naufragar de tal manera en su propio mundo acuático.
El inicio es prometedor. Un prólogo nos muestra cómo es que Tom Curry (Temuera Morrison) encuentra a una desfalleciente Atlanna (¿qué haces aquí, Nicole Kidman?) a orillas de la costa. Luego de curarla se entera que Atlanna es princesa de Atlantis pero éso no le importa y, cual remedo de Splash (Howard, 1984), terminan enamorándose y tienen un hijo, Arturo (Arthur, pues), aunque luego ambos son abandonados por Atlanna ante la amenaza de una invasión acuática.
En el inter, Arturo hace mucho ejercicio, come harto marisco y se convierte en Jason Momoa, o lo que es lo mismo, en Aquaman, cuyos poderes van desde rebotar balas (de las chicas, porque las grandototas si le duelen), comunicarse telepáticamente con la fauna marina, y tener una sedosa cabellera como de anuncio de champú.
Total que en esas anda Arturo, bebiendo tremendas caguamas (de cerveza, claro) con su padre cuando aparece Mera (Amber Heard) -otra princesa marítima- y le comunica que es heredero al trono y que su reino lo reclama, so peligro de que su hermano supremacista invada la tierra. Él acepta el reto y ambos viven una especie de tensión romántica, cual novela del canal de las estrellas, para luego dar paso a otra escena de acción espectacular (la mejor de la película) copiada de Las Aventuras de Tintín (Spielberg,2011) y después seguir con más diálogos aburridos, inertes y cursis del tipo “El mar se lleva tus lágrimas, pero en la superficie debes sentirlas caer”. ¡Ugh!, ¿quién escribió ésto?, ¿Corín Tellado? (lo sé, los millennials no entenderán éste chiste).
Con más explosiones que ideas y mucho humor pero poco timing, Aquaman va para atrás cual cangrejito, situando de nueva cuenta el contador en el área de números negativos para Warner/DC. Lástima, porque -verdad sea dicha- Jason Momoa tiene carisma para dar y regalar, el problema es que nunca le entregaron un guión con el cual pudiera trabajar. Así pues, a esperar las burlas de Marvel, de Deadpool, y esperar a que de nueva cuenta el barco lo salve la única mujer a bordo. Si, te hablamos a ti, Wonder Woman.