Cuando pensamos en fiestas patrias, inmediatamente imaginamos un pozole, tequila, chiles en nogada o mezcal, pero hay mucho más, decenas de platillos que se consumen dependiendo la región en donde se grite ¡Viva México!
Imagina en tu mesa un singular platillo que te transporta a las raíces mesoamericanas, españolas y por qué no, árabes. Desde el norte, donde el cabrito es una apreciada delicia, hasta la región purépecha en Michoacán, en la que carnitas y corundas son auténticos manjares, México nos invita a recorrer un viaje culinario único. Los famosos chiles en nogada, originarios de Puebla, es otro ejemplo de la riqueza gastronómica regional.
En la península de Yucatán, la brisa cálida se mezcla con el festival del sabor de elaborados platillos como los papadzules y salbutes que también comparten con su estado vecino, Quintana Roo. Pero aquí la estrella es la cochinita pibil, un plato lleno de mestizaje que evoca la influencia de la cocina maya.
Las fiestas patrias llaman a una celebración que a pesar de los precios que cada año se incrementan, los amigos y las familias se reúnen y comparten la riqueza gastronómica que define a México en el mundo.
En Oaxaca, las tlayudas y el caldo de piedra son una delicia que encierra siglos de tradición culinaria, síntesis de la expresión auténtica de la riqueza cultural de la región.
Hacia Guerrero, el pozole es un tesoro culinario. Este platillo se prepara con maíz y carne de cerdo o pollo, servido con rábanos, lechuga, cebolla, orégano y, por supuesto, chiles.
En Jalisco, la birria es un manjar que ha trascendido las fronteras mexicanas. Este guisado de carne, tradicionalmente de chivo o res, se cocina lentamente en una mezcla de chiles secos y especias y se sirve en un caldo riquísimo y se acompaña con tortillas de maíz.
Haga clic aquí para ver la versión accesible de este contenido interactivo