Rusia y EU, en una carrera por el dron derribado

Las acciones de Rusia sobre el dron estadounidense que derribó este martes siguen aumentando la fricción entre ambos países. Moscú admite que la aeronave fue interceptada por sus cazas, pero niega cualquier contacto que condujera al accidente. Rusia argumenta que el dron entró en una zona de exclusión aérea frente a la península de Crimea, que se anexionó en 2014, y que ha declarado zona de exclusión aérea para su operación en Ucrania.

Momentos después de que los ministros de Defensa de Rusia y Estados Unidos, Serguéi Shoigú y Lloyd Austin, mantuvieron conversaciones telefónicas, Washington informó que la recuperación del artefacto, que cayó en aguas internacionales, era prácticamente imposible, aunque externó sus preocupaciones de que pudiera llegar a manos del gobierno ruso, en cuyo caso tendría acceso a la información recopilada por el vehículo aéreo antes de ser derribado.

Y efectivamente, el gobierno encabezado por Vladímir Putin anunció su intención de recuperar los restos del aparato. “No sé si podremos recuperarlo, pero hay que tratar y trabajaremos en ello”, aseguró a la televisión rusa Nikolai Patrushev, Secretario del Consejo de Seguridad, mientras que John Kirby, portavoz de la Casa Blanca, dijo que Estados Unidos ha “tomado medidas” para garantizar que el dron o su material no caigan en manos del enemigo. Tras esta declaración, el ministerio de Defensa indicó que Rusia responderá proporcionalmente a futuras provocaciones de Estados Unidos.

Tal como la ha aceptado, el gobierno estadounidense participa en la guerra entre Rusia y Ucrania de forma indirecta, ya que además de proporcionar armas, realiza labores de vigilancia cerca de las zonas de conflicto con el objetivo de mejorar su ayuda al país invadido, que en este nuevo conflicto acusó a las fuerzas rusas —que incrementan su ofensiva militar en Ucrania—, de derribar deliberadamente el Reaper para enviar un mensaje a Washington.