No sólo hay ‘hooligans’ entre las preocupaciones de las autoridades: Rusia espera la llegada de más de un millón de hinchas de fútbol para el Mundial y ello supone un reto enorme desde el punto de vista logístico, pero también cultural y social.
Por encima del millón
Esta vez no habrá ‘marea Oranje’ holandesa, por la ausencia de su selección, pero no faltarán los entusiastas islandeses o los apasionados hinchas sudamericanos. Rusia acogerá en su territorio a más de un millón de aficionados procedentes de lugares muy diversos, la mayor parte con ánimo festivo y que llevarán color y sonido, con o sin vuvuzelas, a las calles de las ciudades-sede del torneo. La estimación de “más de un millón” es del presidente de la FIFA, Gianni Infantino. A principios de la semana, la organización suiza había vendido 2 millones de entradas, de ellas 872 mil 578 a rusos. El trío de lugares a la cabeza en compra de entradas son Estados Unidos, Brasil y Colombia, justo por delante de Alemania y México. El objetivo del Comité de Organización está claro: mostrar a los aficionados “una Rusia inolvidable”, como explicó su director general, Alexei Sorokin.
Grandes inversiones en infraestructuras
Rusia ha apostado también por una renovación de sus infraestructuras, desembolsando 13 mil millones de dólares. “Los aeropuertos de seis ciudades tienen terminales nuevas y se construyeron 21 nuevos hoteles en las ciudades organizadoras”, explicó Sorokin en mayo, hablando igualmente de “14 hospitales preequipados para el torneo”. “Nada superfluo” para Rusia, “lo necesitábamos”, afirmó.
Esto responde a un objetivo de mejora del territorio, con un efecto de recuperación en los últimos 20 años, donde no se habían hecho inversiones”, estima Jean-Baptiste Guegan, uno de los autores de un libro sobre lo que subyace en el fútbol ruso.
El objetivo es hacer del Mundial “un medio de brillo y atractivo”, lo que implica que la experiencia de los visitantes sea óptima y que puedan recomendar Rusia cuando regresen a sus países.
Transportes gratuitos y ‘Fan ID’
Nunca he visto a un país que haya hecho tanto para recibir a los hinchas”, aseguró el lunes a varias agencias de prensa, entre ellas la AFP, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
Los aficionados que viajen a Rusia tendrán “por primera vez en la historia” la oportunidad de beneficiarse “de un sistema de transportes gratuitos entre las ciudades organizadoras, con más de 700 trenes suplementarios” preparados para la ocasión, según Alexei Sorokin. “Es un sistema realmente bueno, pero la oferta no es suficiente y la inmensa mayoría de los trenes están ya reservados”, puntualiza a la AFP Ronan Evain, el responsable de Football Supporters Europe (FSE), una red que reúne a aficionados de más de 40 países.
La cuestión de los alojamientos
Una preocupación persiste: “El alojamiento, donde puede haber grandes problemas porque los propietarios de los apartamentos intentan hacer subir los precios, incluyendo anulaciones de apartamentos ya alquilados”, añade Ronan Evain. Una cuestión similar ya provocó muchos quebraderos de cabeza recientemente en Kiev, la capital de Ucrania, antes de la final de la Liga de Campeones ganada por el Real Madrid al Liverpool. “En Moscú se está equilibrando porque la oferta es gigantesca, pero en las ciudades en las que las infraestructuras de acogida son insuficientes, como Saransk o Nijni Novgorod, los precios se disparan”, dice este buen conocedor de Rusia.
Lengua y Derechos Humanos
Otra cuestión suscita dudas, la de la tolerancia de la sociedad rusa. Se ha trabajado en “formar voluntarios y a las fuerzas de seguridad contra el racismo”, afirma a la AFP Sylvia Schenk, de Transparency International y miembro del Consejo Consultivo de la FIFA sobre los Derechos Humanos. Pero los riesgos de problemas con el racismo persisten. “La FIFA ha negociado también con las autoridades rusos para que la bandera arco iris”, el símbolo de la causa LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales), “se autorice en los estadios”, explicó Schenk, aludiendo a la ley rusa que prohíbe la “propaganda” homosexual delante de menores de edad. “Habrá una Casa del Orgullo en Moscú, puesta en pie por ONG rusas y por la FIFA, y las autoridades confirmaron que nadie será perseguido”, sentenció. Más anecdótico quizás, pero Ronan Evain lamenta que “muchos voluntarios no se hayan formado en inglés”, ni siquiera para indicaciones básicas. “No es algo muy grave, salvo si hay dificultades”, como por ejemplo un asunto de urgencia sanitaria o si hay aficionados de edad avanzada, una cuestión también a tener en cuenta ya que las medidas de seguridad hacen que en algún caso haya que caminar una gran distancia antes de llegar al estadio. https://www.youtube.com/watch?v=-bTB5QSAfXU