Esta tarde, el presidente Vladímir Putin aprovechó la visita del excanciller alemán Gerhard Schroeder a Moscú para discutir cuestiones de suministro de gas. Alemania ha sido uno de los principales países afectados por la escasez del energético, y en este sentido, Putin le aseguró a Schroeder que el gasoducto Nord Stream 2 está listo para retomar sus operaciones.
“Seguimos pagando a los ucranianos por el tránsito a través de la única sucursal en funcionamiento. Agresor o no, se acepta el dinero y se realiza el pago”, detalló mas tarde Dmitry Peskov, portavoz del presidente ruso, en referencia a dicho gasoducto, que atraviesa parte de Ucrania.
Sin embargo, el suministro completo está lejos de reanudarse. El grupo ruso Gazprom alegó que la restitución de una turbina del gasoducto Nord Stream 1 —que aprovisiona a Europa— es “imposible”, por las sanciones aplicadas contra Moscú por parte de los países occidentales.
Los países europeos creen que Rusia busca un pretexto para retrasar la devolución de esta turbina y reducir aún más sus entregas de gas.
Por otra parte, y tras pasar una exitosa inspección en Turquía, el primer cargamento de granos que logra exportar Ucrania desde el comienzo de la guerra se dirige ahora a Líbano, donde podria descargar el alimento. “Esto marca la conclusión de una operación inicial de prueba para ejecutar el acuerdo”, señaló el centro de coordinación conjunta después de la inspección, realizada por expertos y delegados de la ONU, Turquía y los países beligerantes.
Y aunque no se han presentado más contratiempos en el Razoni, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenski condenó al “Estado terrorista ruso por provocar una crisis alimentaria para utilizar los granos y el petróleo como armas”. También volvió a acusar a la exrepública soviética de robar granos para enviarlos a sus aliados de África y Oriente Medio.
La crisis alimentaria ha afectado incluso a los propios ucranianos; según conteos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, hasta el momento, 10 millones 321 mil 348 ucranianos han cruzado las fronteras de su país para ponerse a salvo.
La mayoría de ellos ha permanecido en Europa, siendo Polonia, Alemania y la República Checa los países que más refugiados han acogido.
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