El ejército ruso afirmó haber repelido el sábado un ataque masivo de drones contra su flota en la bahía de Sebastopol, en Crimea anexionada, que atribuyó a Ucrania y al Reino Unido y que dañó a un navío.
Crimea, una península anexionada por Rusia en marzo de 2014 tras una intervención de sus fuerzas especiales y un referéndum de adhesión denunciado por Kiev y los occidentales, sirve de cuartel general a esta flota y de base de retaguardia logística para la ofensiva de Moscú en Ucrania.
En los últimos meses, se registraron varios ataques contra instalaciones militares y civiles allí ubicadas.
Este sábado al alba, las autoridades prorrusas de la península anunciaron que barcos de la flota rusa en el mar Negro habían repelido un ataque con drones en la bahía de Sebastopol, y que todos los artefactos habían sido derribados.
“Ninguna instalación en la ciudad fue golpeada. La situación está bajo control”, dijo el gobernador prorruso de la ciudad, Mijaíl Razvojayev.
El Ministerio de Defensa ruso dijo que uno de sus barcos, el “Ivan Golubets”, registró “daños menores”.
“La preparación de este acto terrorista y la formación del personal militar del 73º centro ucraniano de operaciones marítimas especiales fue llevado a cabo por especialistas británicos basados en Ochakov, en la región de Mykolaiv, en Ucrania”, indicó el ministerio en Telegram.
El Ministerio de Defensa del Reino Unido rechazó estas acusaciones y alegó que, con ellas, lo único que busca Moscú es “desviar la atención de su desastrosa gestión de la invasión ilegal de Ucrania” mediante “la difusión de falsas afirmaciones de dimensión épica”.
Según Razvojayev, se trató del “ataque más masivo de drones y vehículos de superficie pilotados por control remoto en las aguas de la bahía de Sebastopol en la historia del conflicto” en Ucrania.
Las autoridades rusas indicaron que el ataque implicó a “nueve vehículos aéreos sin piloto y siete drones marítimos autónomos” y que tuvieron como objetivo barcos involucrados en garantizar la seguridad del ‘corredor de granos’, destinado a la exportación de cereales ucranianos y establecido tras un acuerdo auspiciado por la ONU y de Turquía.
Múltiples ataques
Los ataques contra Crimea se han multiplicado en las últimas semanas, a medida que las fuerzas ucranianas llevan a cabo una contraofensiva para ganar terreno en el sur del país en dirección de la ciudad de Jersón, convertida en fortaleza por los rusos.
El jueves, Razvojayev informó que la central térmica de Balaklava fue alcanzada por un ataque con dron que no dejó grandes daños en la infraestructura ni víctimas.
En agosto, esta autoridad denunció un ataque con dron contra el estado mayor de la flota rusa en Sebastopol, un incidente que no dejó heridos y que fue el segundo en un mes.
El 31 de julio, un dron aterrizó en el patio del Estado Mayor de la flota, hiriendo a cinco de empleados y provocando la cancelación de todas las celebraciones previstas con motivo del Día de la Flota Rusa.
A principios de octubre, el puente de Crimea, una infraestructura clave que conecta la península con Rusia, inaugurado con gran pompa por Vladimir Putin en 2018, fue dañado por la explosión de un camión bomba.
En otros lugares del campo de batalla, el ejército ucraniano informó de combates en las regiones de Lugansk y de Donetsk en el este del país, en especial cerca de Bajmut, la única zona donde las tropas rusas han progresado en estas últimas semanas, así como de bombardeos en varias otras regiones.
Los separatistas prorrusos que combaten junto a las tropas de Moscú anunciaron un nuevo intercambio de prisioneros con Kiev, de medio centenar de cada lado.
En el frente Sur, periodistas de la AFP constataron combates de artillería en la localidad de Kobzartsi, la última localidad del lado ucraniano antes de la línea de contacto con los rusos.
Los dos adversarios se preparan en esta zona para la batalla por la ciudad de Jersón, la capital regional, donde las autoridades de ocupación han evacuado a decenas de miles de civiles, que Ucrania calificó de “deportaciones”.
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