“¿Que curas de mercurocromo vamos a aplicar para que dentro de 20 años haya 400 millones en vez de 800 millones de hambrientos? Estas metas son, por su sola modestia, una vergüenza.”
Estas palabras fueron expresadas por el comandante en jefe Fidel Castro Ruz en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación efectuada en la sede de la FAO el 16 de noviembre de 1996. Recientemente cinco dependencias de la ONU encabezadas por la FAO, a saber, UNICEF, OMS, FIDA y PMA han publicado un informe denominado “El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo”, que confirma la sentencia de Fidel ya que incluso no se llegó a cumplir la pobrísima meta que los países comprometieron.
El documento aporta datos que, una vez más, corroboran que el hambre está presente en el mundo y que para muchos gobiernos es tan solo un dato estadístico y, en algunos casos, no responsabilidad total de ellos, porque hay que decirlo con claridad, el origen del hambre en muchos países es producto de los años de colonización y explotación que sufrieron, sobre todo los países africanos. Las potencias europeas tendrían y tienen una obligación, al igual que hoy China, de contribuir en el abatimiento de esta situación en ese continente.
El principal dato es que estiman que en 2022 padecieron hambre en todo el mundo de 691 a 783 millones de seres humanos.
De 2019 a 2022 la pandemia provocó que creciera en 122 millones el número de personas que sufrieron y sufren hambre. Y consideran que para 2030 habrá 600 millones de personas con hambre.
Mencionan que en algunas áreas del planeta han mejorado en algo las condiciones y han permitido que no creciera tanto, caso específico América Latina y Asia (fundamentalmente China), aunque sigue aumentando en el Asia Occidental, el Caribe y toda África.
Otro dato impresionante es el que se refiere a que más de tres mil 100 millones de personas en todo el mundo no podían permitirse, fundamentalmente por razones económicas, una dieta saludable, es decir el 42 % de la población mundial.
El documento indica, en el caso de los menores de edad, que 148 millones de niños y niñas de cinco años y menos padecen retraso de crecimiento, 45 millones sufren de emaciación (adelgazamiento morboso) y 37 millones de sobrepeso. Y dada la migración creciente hacia las zonas urbanas, que se calcula que para el año 2050 habrá en las ciudades siete de cada 10 personas, hoy son ya cinco, preocupan los consecuentes cambios en la alimentación y, sobre todo, la mayor disponibilidad de alimentos de preparación fácil y comida rápida baratos pero hipercalóricos y con un alto contenido de grasas, azúcares o sal con las repercusiones sobre la salud ya comprobadas y conocidas en todo el mundo.
Hacen cálculos de cuánto costaría tener una dieta saludable, que en la definición clásica dice tener los nutrientes esenciales y la energía para mantenerse sano, y mencionan la cantidad de 3.66 dólares en promedio por persona por día, aunque en algunas regiones es más caro, siendo la más alta nuestra región que, según el documento, asciende a 4.08 dólares y lo más barato se encuentra en Norteamérica y Europa, donde cuesta 3.22 dólares.
A pesar de que ha habido avances que se reconocen, la realidad es que no se lograrán las metas previstas para 2030 en casi todos los compromisos que tiene que ver con la alimentación y la salud. El documento indica que es un reto abrumador.
Estamos a casi 30 años de las palabras de Fidel en la cumbre de la FAO en Roma y la situación poco ha cambiado, a pesar de múltiples reuniones y llamados a atender este problema que afecta a millones de seres humanos todos los días.
Si hablamos de los derechos humanos, estamos en el tema del hambre frente al principal derecho humano que es el de subsistir, pues de poco sirven los otros sin tener ése, lo cual es en verdad una vergüenza.