En un artículo anterior comenté el estudio de Oxfam Internacional, que trabaja en más de 80 países, denominado Desigualdad S.A. Recientemente ha surgido otro estudio a cargo de Oxfam México titulado El monopolio de la desigualdad, y de subtítulo “Cómo la concentración del poder corporativo lleva a un México más desigual”.
El documento menciona que en 2015, el economista Gerardo Esquivel, ahora parte del equipo de campaña de la candidata a la Presidencia por Morena, escribió un informe, también para Oxfam, llamado “Desigualdad extrema en México”.
A casi 10 años, la realidad muestra que la extrema concentración de la riqueza es aún más desalentadora, según sus investigadores.
Hay una profusión de datos y gráficas elocuentes que describen la situación actual. A continuación comentaré algunas que me parecen clave y que responden a la pregunta del por qué en nuestro país hay tanta riqueza en tan pocas manos y tanta pobreza en muchas.
En primer lugar, destaca el impresionante dato de que hay 14 personas calificadas como “ultra ricos” por el informe, ya que poseen, cada uno junto con sus familias, fortunas de más de mil millones de dólares, y en conjunto tienen 180 mil millones de dólares. El documento compara estas cifras con las de Brasil, donde hay 58 ultra ricos con una fortuna conjunta de 192 mil millones de dólares, a pesar de que ese país tiene 90 millones más de habitantes.
Compararon el nivel de fortunas individuales para reflejar la tremenda disparidad entre ambos. Según el informe, la fortuna del hombre más rico de México equivale a la fortuna acumulada de los otros 13 ultra ricos mexicanos. Mientras tanto, la persona más rica de Brasil, una mujer, tiene una fortuna 5.4 veces menor que la del mexicano, al contar con 18.2 mil millones de dólares.
Podríamos seguir proporcionando datos impresionantes sobre la desigualdad y la riqueza insultante que poseen menos de 15 mexicanos. Sin embargo, uno de los puntos principales del informe de Oxfam se refiere a la llamada relación de conveniencia entre el poder económico y el poder político. Relata que nuestros ultra ricos, casi en su totalidad, lo han sido y continúan siéndolo gracias a las decisiones políticas de cuando el Estado mexicano era propietario de cerca de mil empresas de todo tipo. Con el tiempo, esta cifra se ha reducido a menos de cien, considerando también las concesiones, licencias y permisos otorgados a los mismos de siempre por los gobiernos de todos los partidos que han dirigido el país desde hace 40 años y quienes se han sentado en la mesa presidencial, gozando de canonjías.
Esta renuncia a limitar su poder económico, a cambio de quién sabe qué, ha permitido, por ejemplo, que los dos hombres más ricos de México hayan podido incrementar su fortuna en un 70% desde el inicio de la pandemia de Covid-19. Oxfam plantea que, para reducir esta insultante riqueza, es necesario realizar una reforma fiscal que impida a los ultra ricos disminuir legal o ilegalmente el pago de impuestos.
También destaca la importancia de evitar la privatización de servicios públicos básicos, como la atención médica, la educación y el acceso al agua potable. Es crucial vigilar que no contaminen y que paguen más, reparando el daño causado, ya que el informe precisa que el 1% más rico contamina tanto como 80% de la población más pobre en México.
Uno de los puntos básicos y recuperables del informe es manifestar que la economía es política, no son dos cosas separadas. Se puede romper el monopolio de la desigualdad con decisiones políticas a favor de las mayorías.
Esperemos que documentos como estos sean tomados en cuenta ahora que se está debatiendo la próxima campaña presidencial, en la cual las candidatas tendrán que manifestar con propuestas concretas de qué lado están: si con los ultra ricos intocables o con el resto de la población.
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