Una vez más OXFAM, la conocida ONG por su lucha en contra de la desigualdad y la pobreza, acaba de publicar un documento extraordinario que lleva por título “La ley del más rico”, insistiendo en que hay que gravar la riqueza extrema para acabar con la desigualdad. Como preámbulo hace la siguiente anotación: Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo, tributó a un tipo impositivo real ligeramente superior al 3 % entre 2014 y 2018; por el contrario, Aber Christine, quien gana 80 dólares al mes vendiendo arroz, harina y soya en mercados del norte de Uganda, paga de impuestos el 40 % de lo que logra vender.
Esta es la foto real del oligarca que tanto quieren en nuestro país algunos altos funcionarios.
Para esta policrisis que estamos viviendo, el documento plantea claramente que gravar la riqueza extrema es uno de los instrumentos estratégicos para combatir la desigualdad y la acumulación de la crisis. Y nos vuelve a recordar que han existido tiempos donde esto funcionaba muy bien, como en los Estados Unidos en el periodo 1951-1963, donde el tipo marginal de impuestos federales se situaba en el 91 %, contando con el consenso de la mayoría de los políticos.
El documento hace una serie de recomendaciones que valdría la pena que fueran leídas por las autoridades gubernamentales, el Congreso Federal y los estatales y los partidos políticos. Así verían que instrumentarlas no afectaría en nada al 99 % de la población, pero, en cambio, sí beneficiarían de manera extraordinaria a más del 50 % de quienes viven en situación de pobreza en nuestro país.
Entre las propuestas más importantes podemos destacar la de aprobar impuestos solidarios de carácter temporal sobre la riqueza del 1 % más rico de la población.
Incluso, hacen un cálculo de lo que resultaría al aplicar un impuesto de 5 % a la riqueza de las 20 personas más ricas del mundo, y presentan así un cuadro donde estiman el monto de dicha aportación, ejemplificando con Bernard Arnault de Francia, quien pagaría 7.9 miles de millones de dólares. En el caso de México, mencionan a Carlos Slim, quien tendría que aportar 4.1 miles de millones de dólares.
Asimismo, proponen elevar el impuesto sobre la renta al uno por ciento más rico a 60 % e incluso incrementándoselo más a quienes pertenecen al grupo de los milmillonarios.
Un tema que muchas veces se deja de lado y que ha sido, a mi juicio, uno de los principales motivos por los que se fracasa al tratar de elevar los impuestos a los ricos, es la terrible influencia política que éstos tienen frente al aparato gubernamental, sea del partido que sea, tal como estamos viendo en México.
Con el fin de evitarlo, proponen abrir a la participación de los grupos excluidos de la sociedad, y de la academia diría yo, para que muchas de las propuestas que se han hecho puedan convertirse en realidad. Conocemos bien el inmenso poder que tienen unos cuántos en estos temas, lo que ha permitido por décadas la desigualdad creciente que hay en nuestro país.
También señalan la urgencia de poner en práctica impuestos solidarios a los que más ganan como efecto de la pandemia y dan el ejemplo de otros países, como es el caso de Argentina, con el “Aporte Solidario y Extraordinario a las Grandes Fortunas”.
De lo que se trata es de limitar la creciente concentración de la riqueza en unos cuantos. El documento calcula que para que la riqueza de los milmillonarios vuelva a situarse a niveles de 2012 sería necesario gravar la riqueza neta a un tipo anual del 17.8 % desde ahora hasta 2030.
Propuestas hay, estudios hay, desigualdad creciente hay, pobreza creciente hay, lo único que hasta ahora no hay es la decisión del poder ejecutivo y político de tomar una medida verdadera para acabar con la situación de millones de personas del mundo y de más de la mitad de los mexicanos.
